IreneR
https://irenerodriguez-escritora.blogspot.com/
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Habían pasado tres años desde que Anabel y su esposa Vanille, pronunciado como «fanile», perdieron a su hijo. El pequeño padeció una gripe que evolucionó a una severa neumonía, los médicos no pudieron hacer nada por él, y en un día como aquel, una noche de Navidad, falleció. Tras ese fatídico acontecimiento esas fechas solo les traían angustiosos recuerdos, y desde entonces pasaban todo el mes de diciembre trabajando sin descanso en el pequeño obrador que Vanille había heredado de su familia.Se hicieron conocidas por sus pasteles artesanos en forma de animales. El más demandado era el caracol relleno de crema con canela espolvoreada por encima. Gracias a todos los pedidos que recibían en esa época del año se lograban mantener ocupadas y alejaban de ellas los dolorosos pensamientos que se empeñaban en perseguirlas.
Hacía ya tiempo que había anochecido y la gente se encontraba en sus casas, reunidos con sus seres queridos, celebrando aquella noche de paz y amor. Sin embargo, Anabel y Vanille no tenían ninguna intención de salir del obrador; aquel día aún les pesaba.
—¿Me ayudas a subir del patio una de las cajas grandes de harina? —preguntó Vanille con vergüenza.
Anabel sonrió ante la petición y asintió. Se limpió las manos y se acercó a su mujer dándole un cariñoso beso en la frente.
—Sabes que el hombre árbol no existe, ¿verdad? Es solo la sombra de la adelfa —dijo con un deje de burla.
Vanille se sonrojó un poco y le sacó la lengua en un gesto infantil.
No tardaron mucho en regresar, y cuando lo hicieron, se miraron extrañadas ante el caos que encontraron. Una de las ventanas estaba abierta, y el frío viento de diciembre se colaba por ella haciendo que la harina y la canela volaran por toda la habitación.
—¿La has abierto tú? —preguntó Vanille cerrando la ventana.
—No. Igual ha sido el hombre árbol —contestó Anabel encogiéndose de hombros y sin darle más importancia.
—Muy graciosa —masculló su esposa mirándola con dureza.
Anabel rió con fuerza, y en ese momento, el llanto de un bebé sonó en el aire. Las dos mujeres se miraron sorprendidas y se dirigieron hacia donde provenía el sonido. Al lado del horno, en la zona más caldeada de la habitación, encontraron una pequeña cesta de mimbre. En su interior había un bulto envuelto en una tela de donde salían los sollozos.
—¿Qué es eso? —Vanille se agachó, y cuando descubrió lo que había dentro, se llevó las manos al rostro—. No puede ser —susurró, completamente desconcertada.
—¿Es…? —Anabel se inclinó a su lado y al ver la cara regordeta del bebé, se alejó de un salto—. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? —Miró a todos lados, con escepticismo, buscando alguna explicación plausible.
Vanille tomó el bebé y lo sacó del cesto. La manta resbaló por su cuerpo y un limpio pañal quedó al descubierto. En cuanto estuvo fuera, el bebé clavó los ojos en las dos mujeres y rió con regocijo; tocó con una de sus rollizas manos la mejilla de Vanille, y la chica sintió como un agradable cosquilleo se expandía por todo su cuerpo.
—Hola, pequeño. —Su mirada estaba llena de amor. Lo estrechó contra su pecho y le dio un suave beso en su cabecita.
—Vanille, no podemos…
—¿No lo ves, Anabel? ¿No sabes qué día es hoy? —preguntó mirando al bebé con adoración.
—Claro que lo sé, pero…
—Míralo —dijo, sin dejarla terminar.
Lo puso delante de ella, y en el momento en el que sus ojos se encontraron, el pequeño volvió a sonreír con alegría. Hizo un gorgorito de felicidad y extendió los brazos en su dirección. Anabel lo miró reticente.
—Cógelo —le instó Vanille.
Al final, Anabel alargó las manos y lo sostuvo con desconfianza. El bebé rió, y aquel sonido angelical rompió todas sus barreras.
—¿Quién eres? —preguntó la mujer apoyando su frente en la del pequeño.
El bebé no respondió, pero les dedicó una mirada llena de conocimiento.
—Es un regalo de Navidad —aseguró Vanille—. Nuestro Ángel.
—¿Ángel? No sabemos si es niño o niña —dijo Anabel señalando el pañal que lo cubría.
—No importa, los ángeles no tiene sexo.
Vanille se acercó a su mujer, le dio un corto beso en los labios y abrazó a su pequeña familia.
Desde aquella noche, el día de Navidad nunca volvió a ser recordado solo con tristeza.
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IreneR Bonito relato, me ha gustado un montón la historia y el significado que hay en ella.Te deseo felices fiestas y un prospero año. José María
ResponderEliminarHola, José María.
EliminarMe alegro de que te haya gustado. Felices fiestas para ti también.
Un saludo.
Hola IreneR, aquí vengo a disfrutar de tu trabajo.
ResponderEliminarVaya cuento de navidad que te has marcado. Creo que tiene todos los ingredientes para haber refrescado el clásico de los cuentos de navidad.
Hay un buen equilibrio entre la parte narrada y dialogada, lo que le da un ritmo muy vivo al relato. El escenario y la actividad de las protagonistas está muy bien recreada. Esa sorpresa, el descubrimiento del bebé cerca del horno y la conversación que le sigue, hace que el encuentro de la criatura sea visto como un pequeño milagro, algo muy mágico.
Me ha gustado el relato, he aprendido, y has conseguido dibujarme una sonrisa.
Saludos, nos leemos y Felices Fiestas.
Muchas gracias por tu comentario, Apuntador.
EliminarMe alegro de que te haya gustado y te haya sacado una sonrisa. Quería escribir algo bonito, después del reto del mes pasado, con tantas muertes, necesitaba desquitarme un poco.
Felices fiestas.
Un saludo.
Irene, no solo realizas una gran labor con la web, también escribes relatos muy dulces. salu2 y Feliz Navidad
ResponderEliminarHola, Amilcar.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por participar, sin vosotros, esto no sería posible.
Felices fiestas.
Un saludo.
Hola IreneR. acabado de leer tu relato y he quedado patidifuso, que paz derrocha este cuento yu que bien escrito está .Felicidades. Tienes razón, mi relato es una "merde". Una presentación muy larga y no sabía que hacer con el tipo del anorak. Al final vino a socorrerme el empleado de la pastelería, que tenía malos días porque el novio le había dejado y resulta que era el tipo del anorak, que estaba esperando una oportunidad para hablar con el.
ResponderEliminarTrataré de hacerlo mejor la próxima -si puedo y sé-.Felices fiestas
Buenas, El Chaval.
EliminarTampoco calificaría tu relato como una "merde", todos los textos se pueden mejorar, y algunos días estamos más inspirados que otros.
Me alegro de que te haya gustado. Quería hacer algo bonito, sin una trama complicada ni grandes obstáculos, solo una historia bonita.
Felices fiestas.
Un saludo.
Hola Irene, por fin llegué a tu precioso cuento de Navidad. Y aunque me encanta lo clásico, también me gusta que hayas innovado en que sean dos mujeres las esposadas, y que trates este tema con naturalidad, sin darle importancia (porque no la tiene) y además que no lo utilices como epicentro de la historia.
ResponderEliminarHay una frase para enmarcar que casa con el contexto de la historia, la de los ángeles no tienen sexo.
Creo que no hay concordancia del verbo con el sujeto en esta frase “la gente se encontraba en sus casas, reunidos con sus seres queridos, ”, creo que mejor reunida en femenino y singular.
Y me parece que la palabra rio (de reir), al ser monosílaba y con vocal tónica en la "o", no lleva tilde.
En un cuento de Navidad siempre ocurre algún milagro, e incluso, para los descreídos, un milagro es bonito, da lugar a la esperanza.
Pues Feliz Navidad Irene.
Hola, Tara.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato. No tenía la intención de escribir un cuento de Navidad. Pero el lugar del reto opcional me recordaba a la Navidad, y quería hacer algo bonito, muy alejado de la escena de sangre del mes anterior. Al final salió una historia bastante tierna, creo yo.
Tengo muchísimos problemas con las concordancias cuando el sujeto es un grupo, como en este caso, gente. Siempre tengo dudas en cómo debo escribirlo. Gracias por el apunte.
Felices fiestas.
Un saludo.
Hola Irene, gracias por tu comentario y encantada con las observaciones que me dejas. Ya están corregidas. Tu historia navideña es dulce como el mazapán y genial esas dos mujeres para cuidar al calor del horno a se regalo que le ha caído del cielo. Un gusto leerte de nuevo después de mi parada de tren. Un abrazo
ResponderEliminarBuenas, Emerencia.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Felices fiestas.
Un saludo.
Hermoso cuento de Navidad lleno de mensajes. Me ha gustado.
ResponderEliminarPor buscarle las vueltas, en el segundo párrafo, ese "...se lograban mantener ocupadas", que es del todo correcto, ¿no sonaría mejor como "...lograban mantenerse ocupadas"?
Saludos y enhorabuena por el relato y, extensible a todo el equipo, por el blog.
IreneR:
ResponderEliminarMe gustó el cuento de navidad. Me sorprendió (y detuvo algo la lectura) el tema del matrimonio de dos mujeres y un hijo fallecido. ¿A dónde va?, me preguntaba. Muy buen final.
Me pregunto: ¿Interesa de que falleció el niño? ¿Interesa cómo le dicen a Vanille? Creo que son detalles no justificados.
Totalmente de acuerdo con el comentario de Tara.
Estoy en el Nº 11 por si quieres leerlo y comentar
Felices fiestas
Saludos. Amadeo
Hola Irene,
ResponderEliminarTu bella historia de Navidad ha llevado mi cabezapor extraños derroteros a los que seguramente ni has asomado. No puedo dejar de comentarte que ese niño dejado por el Hombre Árbol o por el viento a dos mujeres solas, me ha recordado a los niños abandonados en un torno de algún convento. Nunca hasta hoy pensé que una de las interpretaciones posibles era que por obra de la desgracia, de la pobreza o de la violencia, esas mujeres apartadas del mundo accedieran a la posibilidad de amar un niño y criarlo. Me gusta que hoy sea un matrimonio de mujeres así como me conmueve su sufrimiento por la pérdida de su hijo.
Enhorabuena. Felices Fiestas y un gran abrazo
Hay que ser padre o madre para entenderlo, y desde esa perspectiva te digo que has realizado un relato estupendo. Y si a eso le añades la parte fantástica del hombre árbol pues más ingredientes que realcen su tierno regusto.
ResponderEliminarFelicidades, buenas fiestas y nos leemos!!!
Hola Irene.
ResponderEliminarUn relato muy dulce y enternecedor, me ha gustado mucho.
Un saludo y felices fiestas.
Scott.
Hola Irene:
ResponderEliminarEsto es lo que se llama un cuento de Navidad en toda regla. Amor y ternura a raudales entre la pareja y regocijo por la llegada del ángel. Muy bonito.
Te comento un par de cosas de forma por si quieres cambiarlas.
“…y la gente se encontraba en sus casas, reunidos…” Este “reunidos” será reunida porque hace referencia a la gente.
“…y la chica sintió como un agradable cosquilleo…” cómo con tilde.
“…los ángeles no tiene sexo.” No tienen (plural).
Me ha gustado, por lo que te felicito.
Un saludo.
Hola Irene, soy Vespasiano:
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi relato y dejar tu comentario.
El tuyo me ha parecido muy tierno resaltando el "AMOR" en el más amplio sentido de la palabra; el amor hacia la pareja, los hijos,la familia.
Bonito cuento y bonita historia la que nos has regalado en esta fecha tan señalada de la Navidad, con la llegada de ese ÁNGEL que ha devuelto la felicidad a esas dos mujeres que sabrán criarlo por partida doble.
Felicidades en estas Fiestas de Navidad te deseo, así como un Año Nuevo repleto de cosas buenas.
Hola Irene!
ResponderEliminarQue bello tu relato. Fue como un simpático recreo navideño. Tierno y hasta con un milagro. Debo decir que me gustó mucho la naturalidad que le diste a las protagonistas ¡Por mas historias asi!
Veo que ya hicieron las correcciones así que solo vengo a felicitarte por tu trabajo. Un saludo compañera, felices fiestas!
Irene, coincido con los elogiosos comentarios de los anteriores y no tengo más qué agregar. Te felicito por tu encantadora forma de escribir.
ResponderEliminarSobre el supuesto error de concordancia que te señalan, debo aclarar que cuando el sustantivo es colectivo es válido poner el verbo en singular o en plural. El clásico ejemplo de colegio era “el ejército entró en la ciudad y causó graves destrozos - el ejército entró en la ciudad y causaron graves destrozos”. En la primera oración, es obligatorio el singular, pues se refiere al singular “ejército”, pero ya en la segunda se puede singular (por ejército) o plural (por sus integrantes).
Hola, Irene:
ResponderEliminarUn relato muy bello y lleno de sentimientos. Muy bien escrito, fluido, él mismo te lleva hasta el final. Un gran resultado.
Gracias por compartir tu trabajo.
Saludos,
Mario