A BERUMEN
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Un domingo en el parque
El domingo pasado fui al parque que se encuentra frente a una fábrica de pasteles artesanos. Hacía mucho tiempo que no lo visitaba. Había muchos niños jugando y corriendo, como todos los domingos.
Me compré un helado en el carrito que siempre se encuentra ahí. Recuerdo que cuando era niño, mi mamá me compraba un pastelito en la fábrica, y luego nos atravesábamos al parque, donde me comía un helado de ese mismo lugar. El de vainilla con chispas de chocolate era mi favorito, y hasta la fecha lo sigue siendo. El helado me lo sirvió un señor que se parecía mucho al que en ese entonces atendía, y el sorbete era idéntico. Hasta la música que tocaba era la misma. Lo único diferente era que en aquel entonces el sabor era exquisito, y me lo acababa yo muy rápido. En cambio en esta ocasión no me supo a nada, y por más que lo lamí con mi lengua, parecía no acabarse nunca.
En la banca que me senté había un caracol, y entonces me acordé que la última vez que estuve ahí, tomé uno igual con la mano y se lo enseñé a mi mamá, pidiéndole que me lo guardara. Se enojó mucho conmigo y me regañó por haberlo recogido, argumentando que estaba sucio y que además, ella llevaba cargando a mi hermanito, que en aquel entonces era aún un bebé.
Mientras recordaba yo ese feliz día, que por cierto lo hacía muy bien, como si fuera lo último que se me hubiera quedado guardado en mi memoria, vi un niño corriendo que, curiosamente, vestía un traje de marinerito igual a uno que yo tenía.
Corría muy rápido, como yo a su edad. Una mujer, que parecía ser su mamá, se encontraba agachada en una carriola, supongo que jugando con un bebé que estaba dentro, por lo que no vio lo que hacía su otro hijo.
Ese domingo hizo mucho viento, igual que aquel día. Lo recuerdo muy bien porque la bufanda de mi mami salió volando, por lo que corrió tras de ella, y no se dio cuenta que yo me subí a la resbaladilla más grande, a la que mi mamá me había prohibido acercarme.
Seguí, intrigado, al niño con el traje de marinerito, y vi cómo se subía a la misma resbaladilla que yo. Le grité a la mamá para que lo detuviera, pero por más fuerte que lo hacía, parecía no escucharme. Me levanté y corrí hacia él, pero no logré llegar a tiempo. El niño se encontraba ya hasta arriba, y al pararse para festejar su hazaña, levantó ambos brazos celebrando, por lo que el viento, que soplaba muy fuerte, lo hizo perder el equilibrio, precipitándose de cabeza y golpeándose con el suelo.
Lo más curioso de todo, es que el último recuerdo que tengo de ese día, fue haberme golpeado muy fuerte la cabeza
Todo esto me dio mucho miedo, hasta un escalofrío sentí. Mejor me fui para mi casa, total que ese día nadie me hizo caso, pareciera como si no me vieran, como si de plano no existiera ...
- FIN -
A BERUMEN
Hola, paisano, me ha gustado ese efecto etéreo de historia ficticia que se mezcla con la realidad. Enhorabuena. Haz usado muy bien las palabras del reto. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarA.Berumen. Lo que se atisbaba como un relato retro, acaba siendo como la peli aquella de Bruce Willis, cuyo nombre no recuerdo. Buena imaginación, salu2
ResponderEliminarBuenas noches A Berumen. La historia de un fantasma ,que envejece con la misma escena contada por el mismo. Amílcar la peli era "El sexto sentido". Buen relato, té deseo felices fiestas y un prospero año. José María
ResponderEliminarBuenas, A BERUMEN.
ResponderEliminarUn relato muy curioso con un giro final que no me esperaba. En algunas ocasiones la voz del narrador parece un poco infantil, al principio me ha resultado extraño, pero una vez leído el final, se entiende la razón.
Nos leemos. Felices fiestas.
Un saludo.
Hola A Berumen, una lectura sencilla, fácil. Sabes que es una historia, pero hasta el final no descubres quién es verdaderamente el protagonista. Muy conseguido. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno, excelente relato fantasmagórico; que sí tiene reminiscencias con "Cinco sentidos" pero es diferente. Felicitaciones y saludos.
ResponderEliminar¡Buen trabajo A Berumen!
ResponderEliminarAl principio de la lectura, (a priori no suelo leer los comentarios de los compañero para no sentirme influenciada), pensé que el prota del relato usaba un habla algo infantil, se suponía que era mayor, pues hablaba en tiempo pasado, ("hacía mucho tiempo que no visitaba el parque", dicho por él). No me pareció nada apropiado... y luego, a medida que avanzaba la lectura comprendí a donde nos querías llevar, así que es ab-so-lu-ta-men-te adecuado el lenguaje, y has hecho un bucle genial.
Te felicito.
Hola A Berumen. Está bien escroito, aunque quizá mejor el título de "coincidencias". Es una broma! cada uno hace lo que le parece mejor. aunque no pase en la pastelería.
ResponderEliminarSi me permites te enumero algunos detalles que si no están me suenan mejor.entre paréntesis
"y luego (nos)atravesábamos el parque...
"y que lo acababa (yo)muy rápido...
"y se lo enseñé a (mi) mamá...
"mientras recordaba(yo) ese feliz día,(que por cierto lo hacía muy bien)...
"lo último que se (me) hubiera quedado guardado en (mi) memoria...
"y no se dio cuenta que (yo) me subí...
Habrás visto que exteriorizas mucho el yo personal, cuando ya queda claro que eres tú que lo está explicando.
Un saludo muy cordial y buenas fiestas y mejor año venidero. (el chaval 12)