SUSPIROS - Juana Medina



Juana Medina

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***

Este año, el primer viento de primavera ha dejado un colchón cerrado de hojas secas sobre todo el jardín. Está tan parejo y los distintos tonos marrón rojizo, negruzco, amarillento hacen dibujos tan sugerentes y bellos que más que rastrillar y limpiar, y dejar el terreno preparado para un pasto fresco, verde, me dan ganas de pintarlo.

¿El colchón donde se recostará la vejez? Sí, en cierto modo esa es la imagen. Pero el recuerdo es el sonido de las hojas secas al quebrarse bajo los pies de una niña que corre y grita entusiasmada por el primer cielo azul, por el aire que la empuja y llena de alegría la vitalidad que la desborda. La niña que fui.

Suspiro resignada. Siempre suspiro ante las obligaciones cotidianas que me llevan a deshacer lo bello en pro de lo práctico.

No, me corrijo: suspiro siempre. En casa me llaman “la suspirosa”, porque es lo primero que hago después de abrir los ojos, cuando veo las noticias que hablan de un mundo en llamas ante el que no queremos rendirnos, pero no sabemos cambiar. ¿Qué haríamos si lo hiciéramos nuestro, sin los otros? Desconozco el origen de mi hábito, pero sé que cuando lo registré como característica propia, me di cuenta de que pertenezco al aire tanto como él me pertenece. Cuando aspiro, es mío en mis pulmones, así como cuando lo suelto y lo doy, pertenezco a todo el aire exterior.

Empiezo a limpiar. Alrededor de los troncos de los árboles, bajo las hojas secas hibernan todavía cientos de caracoles. Levanto uno que empieza a abrir la capa protectora que tejió. Va asomando como si se desperezara.

“Caracol, col, col,

Saca tus cuernos al sol”

cantaba mi madre cuando yo era bebé, mostrándome sus antenas mientras lo sostenía en la palma de la mano.

—¡Son plaga! —grita mi hermana que acaba de aparecer en el jardín. Ella cuida las plantas y sus flores y se ocupa con dedicación de una parte del terreno donde cultiva algunas verduras, “su huerta”.

—Lo sé, lo sé… —respondo apenas, mientras le entrego el rastrillo.

Comienza metiendo caracoles en una bolsa para el primo que los salta con ajo y perejil, pero a medida que encuentra más y más, se desespera y grita como si los caracoles quisieran hacerle daño. Se enfurece, los pisa con rabia.

Vuelvo a suspirar. Ítalo Calvino hizo que su Barón Rampante a los doce años trepara a vivir para siempre en las copas de los árboles por no comer los caracoles que había visto hervir vivos a su hermana. En este momento, envidio al Barón.

Rastrillo en mano, frenética, desesperada, se vuelve hacia mí para que responda por ellos. Mi hermana es el dictador. Yo, la revolucionaria que dirige la rebelión de los caracoles. ¿Por qué, si no, han elegido nuestro jardín? Mi permisividad, mi “vivir y dejar vivir” deben ser responsables aunque ella no pueda explicarlo. No me hablará en todo el fin de semana.

A punto estoy de contestar enojada, pero reconozco su entrega y su cuidado por la huerta y las plantas. Soy la única persona presente, y ella tiene buenos motivos para defenderse de la plaga.

Decimos amar la naturaleza y vivimos destruyendo todo lo que no nos gusta de ella. A su vez Madre-Natura se encarga de diversas maneras de nuestra destrucción. ¿Seremos siempre depredadores?

La dejo en su danza de bruja contra los caracoles, y entro a casa.

Otro suspiro. Este es más hondo.
***

33 comentarios:

  1. ¡Guauu! Es una descripción reflexiva y transportadora. Me he visto en la escena. He visualizado sus colores, me he visto rodeada de caracoles, y he oído su crujido al ser pisados. He sentido lástima por ellos. Si has tenido errores no los he percibido por estar absorta en el jardín junto a la "suspirosa". Destaco dos frases que me gustaron "deshacer lo bello en pro de lo práctico" y "el aire me pertenece tanto como yo a él". ¡Felicidades!

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  2. Gracias, pero me gustaría que lo firmaras pues sale como "unknown" y quisiera saber a quién le debo un comentario tan lindo.
    Saludos

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    1. Saludos, Juana, puedes usar el botón de responder, (en lugar de un nuevo comentario), ya que lo usual es que la persona marque el aviso a su propio comentario y así le llegaría un correo con tu nueva participación.

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  3. Hola Juana.
    Estupendo, me ha encantado. Hay párrafos que son una maravilla, de vocabulario, de evocación, de sencillez. Como ese colchón de hojas donde se recostará la vejez, pero que a la vez constituye el recuerdo de la niñez.
    Cuántos pobres caracoles habré pisado. Son muy intrépidos. A veces he visto a varios de ellos, yendo, a su ritmo, pero incansables, en la dirección contraria a la que deberían por lógica ir, y me he preguntando el por qué. Porque van directos a una muerte -en este caso pisotón- seguro.
    Esta bien esa reflexión que añades sobre lo que hacemos a la madre naturaleza, y lo que ella, a su manera, hace contra nosotros.
    Saludos

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  4. Gracias, Ratopin. Sí, los caracoles son seres muy misteriosos. Desprotegidos por un lado y por otro atrevidos, valientes depredadores. Y esa caparazón que se enrosca un poco más con cada año de sobrevida...!!! Dan para mucho más todavía.

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  5. Juana, has tejido serias reflexiones alrededor de un inocente relato. Este, armado con habilidad, con amenidad y con un ligero suspenso.
    También siento que estoy en la escena y visualizo las hojas, los animales… como otro ya te lo dijo.
    Nada formal qué criticar.
    Saludos, feliz Navidad.

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  6. Juana, has tejido serias reflexiones alrededor de un inocente relato. Este, armado con habilidad, con amenidad y con un ligero suspenso.
    También siento que estoy en la escena y visualizo las hojas, los animales… como otro ya te lo dijo.
    Nada formal qué criticar.
    Saludos, feliz Navidad.

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  7. Hola Juana.
    La naturaleza, tan bien equilibrada, como en el cuento. Cosas bellas y cosas prácticas, hermanas que tienden a una línea y a otra. Muy lindo escrito, frases muy bien expresadas.
    Felicitaciones.
    Saludos

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  8. Hola, Juana.
    ¡Qué bello relato nos has compartido! Me lo he leído en un suspiro ;) Enhorabuena.

    Saludos y felices fiestas,
    Hilda
    P.D. Muchas gracias por visitar el mío y comentarlo

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  9. Hola Juana, aquí te devuelvo tu amable visita.

    No todo el mundo puede, o sabe, estar en comunión con la Naturaleza, pero tú consigues ese equilibrio en tu relato. Evocador, transpirando sabiduría, como una profecía autocumplida vislumbras el destino de la humanidad si no cambiamos como especie. Seguimos siendo tan primitivos aunque utilicemos la última tecnología desarrollada. Quizás evolucionar se base más que en la consecución de ciertos fines, en los medios usados para alcanzarlos.

    Transportado a un paraje por momentos impresionista, una primavera maquillada de invierno que nos tiene atrapados por los años vividos, su belleza como inicio y final de un ciclo. Con la tensión expuesta de diferentes maneras y latente durante todo el relato. Y el final como una aceptación ante la cruda realidad del posible fracaso del comportamiento humano.

    Me ha encantado, he disfrutado un montón y he aprendido.

    Saludos, Nos leemos.

    Felices Fiestas.

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  10. Hola Juana:

    Ya puedes suspirar con razón, porque aquí son los caracoles pero representan a todo lo demás y me temo que es una batalla perdida contra nuestra propia naturaleza depredadora. Te lo preguntas, pero te aseguro que así somos. La naturaleza se adaptará seguro, los caracoles posiblemente también, pero nosotros no. Entre tanto nos queda por un tiempo leer hermosos relatos como este.
    Ha sido un placer leerte.
    Un saludo y feliz solsticio.

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  11. Buenas, Juana.

    Un relato muy bien llevado y trabajado. Me ha gustado.

    He encontrado un pequeño error: "cantaba mi madre cuando yo era bebé,", ese cantaba inicia frase, por lo que tendría que ir en mayúscula.

    Nos leemos. Felices fiestas.

    Un saludo.

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  12. Hola Juana! Antes de nada, gracias por pasar por mi relato y comentarlo.

    ¡Qué historia tan bonita y tan bien escrita! Me he sentido transportada a ese jardín lleno de caracoles. Transmites perfectamente sentimientos y emociones.
    ¡Espero seguir leyéndote!

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  13. Hola Juana Medina.-Que bonito poema es tu relato ,todo el; que delicadeza cuando tratas de explicar lo que sientes con tu respiración vital. No quiero entrar en si faltan o sobran comas o en vez de b va v . Me conformo con haber leído de un tirón tus sentimientos. Entiendo por experiencia a tu hermana, que vive la desesperación que los caracoles le dejen sin flores ni verduras. El último párrafo es pura verdad; El planeta Gaia nos está pasando su factura, hasta que se canse y se creará un homo-tonto.

    Gracias por pasar por mi relato. Efectivamente está un poco deslabazado; en el momento que puse al señor del anorak, pensé en diferentes temas, pero el tiempo se me escapaba —uno no es escritor— y lo resolví de esta manera.
    Un saludo cordial, buenas fiestas y hasta la próxima. Feliz año

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  14. Indecente el humano juzgando lo que es bueno o malo de la naturaleza, mientras la sepulta con asfalto.
    Un bonito relato.

    Felices fiestas.

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  15. Juana, ¡así se escribe compañera!, con un lirismo ligero, medido, con imágenes sugerentes sin que estas se coma la trama, y con un fundido (como las buenas pelis), que del paisaje variado de hojas secas y pasto verde pasa al sensitivo mundo interior.
    Nos cuentas sobre las dos vertientes de la vida retratadas en las hermanas antagónicas: la practicidad y el pragmatismo frente a la espiritualidad y el “suspirismo” (sensibilidad).

    Aire, aires, aspiración, exhalación, suspiros...

    Al ver el título pensé que ibas a contar sobre un dulce que por aquí (Gran Canaria), llamamos suspiros, hechos de azúcar (Suspiros de Moya, por el municipio donde los elaboran), son tan delicados que al meterlos en la boca se funden enseguida. Luego vi que por esta vez dejaste el reto de lado.


    Desde luego, un placer de lectura.

    Felices fiestas Juana.


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  16. ¡Cuanta belleza y hondura en la simplicidad! ¡Que maestría! Precioso.

    Mis felicitaciones y muy felices fiestas también , que todo te sonría.

    No me busques que llevo un tiempo sin escribir, a ver si con el año nuevo vuelve la inspiración.

    Abrazos!

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  17. Juana, el hombre se ha erigido en el Ser Supremo sobre este ajado planeta, todo le pertenece. Hasta que se canse de nosotros. A mí, como a la hermana de la prota, también me molestan las hojas en el jardín lo dejan hecho un asco, y los caracoles se comen lo que no deben. Confieso que también soy recalcitrante como la hermana del relato. salu2 y Felis Nabidá

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  18. Justo lo que me ha prescripto mi medico.Una mujer entrada en años a la que hacer suspirar recostados en la hierba cuando su hermana y los caracoles no estan.Muy bonito felicidades.

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  19. Un relato con un trasfondo duro pero cierto. El yin y el yan, noche y día, bien y mal, caos y orden, silencio y sonido... Parejas de ideas opuestas que conviven dentro una dualidad tan compacta que una sin la otra nunca llegaría a existir. Quizá la condición humana sea la consecuencia de haber llegado hasta el momento en el que nos encontramos, quizá nuestra existencia sea no solo sea culpable, sino irremediable.
    Felicidades, Juana, un relato muy muy bueno.
    Felices fiestas y nos leemos!!!

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  20. Juana Medina:
    Me gustó mucho las elucubraciones del personaje. Sentimientos profundos y bien expuestos. Buena la referencia al Varón rampante. Lo único que me molestó es la gran cantidad de (13) adjetivos (principalmente en la primera oración).
    Estoy en el Nº11 por si quieres leerlo y comentar
    Felices fiestas
    Saludos Amadeo

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    1. Amadeo, el uso de los adjetivos no se ataca porque sí. Hay que saber distinguir dónde se vuelven ellos pesados (por ejemplo, “una grande, desvencijada y oscura casa gris y maloliente).
      El adjetivo enluce el escrito; muchas veces, ni de enlucir se trata, sino que el adjetivo se necesita para dar precisión, para perfeccionar la idea, para hacer una pintura de lo que se quiere describir o darle carácter a lo que se está narrando. Cuando Juana dice “los distintos tonos marrón rojizo, negruzco, amarillento” está pintándonos el cuadro de ese jardín. Cuando dice “dibujos tan sugerentes y bellos” quiere poner énfasis.
      Lamento discrepar; me parece que el escrito de Juana hace uso muy ponderado de los adjetivos (y de los verbos, que en algunos pasajes también se juntan).

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  21. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  22. Hola Juana Medina.

    Me gustó el relato, aunque al principio me pareció un poco sin rumbo. La aparición de la hermana es oportuna. El tema de la naturaleza te lleva a reflexionar y también noté un toque ideológico, como cuando el personaje principal se dice "revolucionaria", pero no veo que haga algún cambio en la situación, tal vez es lo que hacen los revolucionarios, sólo y hablar y decir que actuarán, en fin, ¡Saludos y Felices Fiestas!

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  23. Hola Juana Medina, que te digo después de tantos comentarios, solo te sugiero que repases el principio del relato el primer párrafo repites "y bellos, y limpiar, y dejar "y alguno mas. ¿Es correcto ?Felices fiestas y prospero año. José María.

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  24. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  25. el segundo comentario es debido al error ,de que el primero no salía perdonadme FELICES FIESTAS A TODOS Y PROPERO AÑO .

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  26. Hola Juana, esta historia es para ser leída, bebida y embebida. Tantas reflexiones provoca como suspiros deja. Me alío con tu protagonista Suspirosa, pero también con su hermana y su huerto, porque un día pise muchos caracoles pequeños y blancos. Me alío con su colchón cerrado de hojas para viejos y niñas. Me uno a ella porque prefiero pintar antes que la obligación cotidiana se lleve mi inspiración. No. No lo se que ocurriría. Pero dame una señal cuando este mundo fuera nuestro y no de los otros. Suspiro por las dos porque las veo en una. Un precioso relato más allá de la reflexión escrito con la justa armonía y sensibilidad. Un abrazo y feliz año nuevo.

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  27. Hola Juana, soy Vespasiano.
    Después de haber comentado un par de veces tu relato, sin conseguir que se publicara, lo intento nuevamente esperando que no vuelvan a perderse.
    Gracias por leerme y dejar tu comentario en mi relato.
    El tuyo me ha parecido el retrato interior de una persona comprometida con el medio ambiente, que sufre cuando ve en su entorno o en los medios audio visuales la devastación de bosques; la sequía, que arruina cosechas; los vertidos incontrolados y contaminantes a los ríos, que acaban con especies acuáticas en pantanos escasos de agua; y por el contrario sufrimos lluvias torrenciales que lo inundan todo dejando a muchas criaturas sin hogar y sin mobiliario.
    Pero como bien dices no podemos dejar que desaprensivos acaben con lo más preciado que tenemos, la vida.
    Me ha gustado la coincidencia de actuación de los caracoles de tu relato “rebelándose”, como lo hicieron los caracoles de mi cuento.
    Leyendo tu relato, que me ha parecido muy interiorizado y muy bien escrito, encuentro una palabra que me ha llamado la atención: “suspirosa”.
    Pensando que estuviera mal escrita, o fuera un vocablo usado en algún lugar muy concreto, fui a consultar el diccionario y vi que la palabra está convenientemente registrada por la RAE. Pero con una acepción contraria a lo que tú das a entender cuando escribes: “Suspiro resignada. Siempre suspiro ante las obligaciones cotidianas...” . “No, me corrijo: suspiro siempre. En casa me llaman “la suspirosa”, porque es lo primero que hago después de abrir los ojos”. “Vuelvo a suspirar. Ítalo Calvino hizo que...”.
    Por ello, con el debido respeto, y sin ánimo de fastidiar, te transcribo su correcto significado con la única intención de ayudar:

    suspiroso, sa
    Del lat. suspiriōsus.
    1. adj. Que suspira con dificultad.

    Te deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo colmado de cosas buenas.


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  28. Hola Juana!
    Veo que ya te hicieron muchos comentarios. Solo paso a felicitarte por tu trabajo. Me pareció excelente. La forma en que lo escribiste, la historia que elegiste, la sencillez que encierra lo complejo, la metafora y la enseñanza. Bello!!!
    Este mes no pude participar, asi que no me busques. Felices fiestas y nos leemos!!

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  29. Hola, Juana:

    Llego un poco tarde pero qué bien que llegué. ¡Me ha encantado! Creo que es uno de mis favoritos este mes. No veo qué más puedo aportar que no hayan hecho ya nuestros compañeros. Me gustaría resaltar tu reflexión sobre los suspiros, describiendo esa simbiosis con el aire con enorme maestría.

    Gracias por compartir este gran trabajo.

    Saludos,
    Mario(23)

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  30. Hola Juana, ha sido un placer leer tu relato. Tienes un estilo narrativo que lleva al lector a estar presente en tu historia.
    Sí que da pena matar a los caracoles, pero así vivimos, o sobrevivimos, tratando de que otros no nos consideren simples caracoles.
    Me ha gustado el enfrentamiento entre las hermanas, una bastante soñadora y la otra más decidida y cuidando su huerta y su jardín.
    Nos seguiremos encontrando por aquí. Te deseo un Feliz Fin de Año y un buen 2020!

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  31. Saludos, Juana

    Gracias por pasar a voluntad a mi relato del mes de diciembre. Aquí tratando de visitar a los que gentilmente lo hicieron al mío.

    Creo que has tenido una buena acogida con tu escena del mes; se lee rápido, las palabras obligatorias pasan desapercibidas y no participar del reto ha sido un acierto porque no hubiera salido esta historia. Puedo decir, que soy de las personas que siente inmensa compasión por los animalitos más pequeños. Si encuentro una araña en la pileta de la casa la saco, si no ha muerto la trato de "resucitar"... y los carocoles me gustan porque los recuerdo de niña y como mi madre me decía que no los lastimara, ya que me gustaba tocarle lo que yo creía que eran sus antenas...
    No entiendo costumbres extranjeras de consumirlos como alimento, algo que no pasa en mi país. En mi viaje a Italia, la madre de la familia que me acogió no tuvo tiempo ni de colocar el plato en la mesa al verme la cara, creo que se me salieron los ojos. Ella se volvió a la refrigeradora y sacó un bistec de caballo, que tampoco consumimos en mi país, pero que no tuve valor de rechazar ante su "mangia, mangia".
    En cuanto a lo formal, hay muchas "Y" a lo largo del texto. Un total de catorce, lo cual es mucho para un espacio tan reducido. Algunas estan muy seguidas en las misma oración o párrafo. La sugerencia de la correcta redacción es eliminarla si la fras se entiende sin ella, aunque tengamos que alterar la oración es algo preferible de hacer.

    Por lo demás, ha sido un relato muy conmovedor, de reflexión, ante la vida de seres tan pequeños, considerados plagas, pero que sin ellos, las plantas y esa "huerta" se llenaría de hongos ya que los caracoles se comen la matería muerta de las plantas, su camino por los suelos, permite la aeración y la fertilización tal como lo hacen las lombrices, y ellos mismos sirven de alimentos a aves y otros animales. Adicional, que cada vida cuenta.

    Tus personajes carecen de nombre, pero puedo decir que la suspirosa me simpatiza mucho, no así su hermana. En resumen, he disfrutado mucho tu relato, pese a su sencillez, solo espero que ese suspiro no se repita con fecuencia.
    ¡Nos leemos!
    K.Marce

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