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***
Una sola patada fue suficiente para destrozar la desvencijada puerta. El violento impacto despertó a las dos mujeres y al pequeño que dormía entre ambas.
Unas horas antes estaba aprendiendo de Matilda a preparar los turrones caseros para venderlos en las próximas fiestas. Es lo menos que podía hacer para agradecer su auxilio. La que durante algún tiempo fue su criada, ahora era su salvadora.
—¿Lo ve señora?, se mezcla bien el azúcar con el agua y la ralladura de limón, todo a fuego lento sin dejar de remover. Así.
—Déjame hacerlo a mí, y no me llames señora.
—Mejor atienda al bebé, señ…, que está llorando.
—Este gordo es un tragón —sonrío mientras le daba solícita el pecho.
—Hay que dejarlo enfriar y luego añadir poco a poco las claras batidas a punto de nieve.
—¿De quién aprendiste a hacerlos, Matilda?
—Mi abuela y mi madre fueron turroneras. Se venden muy bien por estas fechas…, también hago otros dulces, y pan de todas clases.
—Como tu pan no hay ninguno
—Ni un horno de piedra como el mío en varios kilómetros a la redonda.
—¿No te da miedo vivir en esta casa?, está muy apartada del pueblo.
—Me gusta la soledad.
—Ahora que conozco el trabajo que supone, me da vergüenza haberlos aceptados todos estos años.
—Era un detalle de navidad. Usted siempre ha sido muy buena conmigo.
—Más buena eres tú, Matilda.
—Si se hubiera quedado en su casa, ese hombre que tiene por marido la habría matado. Ya le dije que tenía que denunciarlo, aunque fuera policía.
—No sé cómo me las voy a apañar. Ya veremos.
—Tranquila señ… Puede quedarse en mi casa el tiempo que necesite. Mire, vamos a moler las almendras. Cuando termine de dormir al niño coja usted ese mortero y yo este otro; entre las dos terminaremos antes. Después ya solo nos quedará agregar canela, vainilla, matalahúva y verterlos en los moldes. Y luego, podremos irnos a dormir.
—Yo también estoy tan cansada que no veo la hora de meterme en la cama.
El hombre levantó el cobertor con el que aún se cubrían. Tomándose su tiempo, sacó la pistola de la funda sobaquera, y apuntó hacia su mujer. Hizo un ruido con la boca emulando un disparo. Dos veces. Dos disparos. Dos ¡Pam! ¡Pam! Después soltó una sonora carcajada con la cabeza echada hacia atrás.
A ella se le secó la boca, sintió un zumbido en los oídos y el miedo agarrado al cuerpo.
—¿Ahora te acuestas con negras? ¡Ven acá perra, arrodíllate! ¡Y tú también zorra!
—Deja que se vaya, ¡por Dios!, y que se lleve al niño…, volveré a casa contigo, haré lo que quieras, te lo juro.
—¿Lo que quiera? Empieza por chuparme la polla.
La agarró del pelo metiéndole el miembro henchido en la boca, y la pistola en la boca de la otra mujer.
—¡Chúpala, negra!—Matilda no entendía
—¡Qué la chupes carajo!
—Matilda lamió el arma.
Jadeaba excitado entrando casi hasta el fondo de la garganta de su mujer.
Ella estaba segura de que la mataría.
Obligó a las dos a inclinarse sobre la mesa de la cocina, apartando de un manotazo los dulces que se enfriaban. De pie, y desde atrás, entraba en una, mientras que le metía la pistola en la vulva de la otra, alternándolas, sin distinguir quien era el coño de quién, ni cuál era el arma.
Cuando no conseguía una erección completa se enfadaba comparando a una mujer con la otra hasta que decidió que la negra tenía más resistencia y mejor follada que su mujer, que no paraba de gimotear. Fuera de sí la golpeó en la cara con toda la fuerza de su puño.
Con la mandíbula desencajada cayó al suelo perdiendo el sentido. Colgada de las vigas del techo una ristra de ajos y un manojo de laureles. Una liebre desollada, pendía bocabajo, parecía estar mirando la escena con ojos de espanto.
Le despertó del desmayo una seca detonación y los llantos de su hijo. Vio como Matilda apartaba el cuerpo del hombre derrumbado sobre ella. En su mano la pistola aún humeante.
—¿Está muerto?
Matilda volvió a disparar casi a quemarropa.
El hombre se encogió sobre sí mismo, como un caracol ensangrentado.
—Ahora sí, bien muerto el hijo puta.
—¿Qué hacemos con él?
—Tenemos un horno, y de los grandes.
Una racha de viento silbó entre las rendijas de la puerta destrozada, esparciendo los efluvios de vainilla y canela, y el olor acre de la pólvora.
***
Madre mía Isabel, me quedé chafada como ese turrón. Descubro un relato con dos historias diferentes. Cuando termino de leer la segunda con esa escena tan trepidante de abuso, violación, ya se me olvidó que estaban haciendo las mujeres dulces para navidad y amamantando a un bebé.Me vino una escena de "Lo que el viento se llevó" entre la "señorita" Scarlett y Mammy. Y porque hay liebre y laurel, sino cualquiera diría que es ese mismo espacio donde se desarrolla la macabra escena del asesinato. Creo que necesito recuperarme. Y por ahora lo de comer turrón lo voy a dejar, se me quitaron las ganas. Ya te iré comentando compañera, estoy traspuesta.
ResponderEliminar¡Ay amiga! Que mañanera eres. Me metí a ver si habian publicado la relación, y me veo la primera y encima acompañada de un comentario tuyo.
EliminarYa veo que también has escrito sobre caracoles y demás babas. Tengo cosas que hacer pero desde que pueda vengo y te leo (os leo)
Y ¡qué rabia! se me escapó una palabra: "Vulva" donde quise decir vagina. Vulva es el conjunto el de las partes que rodean la abertura externa de la vagina, así que el malnacido h.p. no quería meter la pistola solo por fuera.
¿Sabes que el turrón canario artesano no tiene nada que ver con el vuestro penínsular aunque tenga la misma base de azúcar y almendra?
Bueno, hasta luego Emerencia. Gracias y gracias. Talué.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRelato impactante. Descripción real de que detrás de todo abuso está el tema del poder. Sí, este hombre busca poder al golpear y vejar a su mujer, como ha hecho por años, y ahora al querer obligarla a volver a casa, porque es suya, porque él manda. Pero esta vez, no contento con vejar, violar con su miembro decide también usar una pistola que lo hace sentirse aún más poderoso. Son sus dos armas, lo único que posee para ejercer su poder, porque si lo ejerces así, es que no tienes más recursos. Me falta saber como estando armado y siendo un policía, acostumbrado a los enfrentamientos seguramente, Matilda logra hacerse con el arma y matarlo. Describirlo o no es decisión tuya, porque además es un relato corto. No diría que es un deux ex machina porque el arma está presente todo el rato. Pero sí da la sensación de ¡y, ya! Por lo menos a mí, pero es más opinión personal que otra cosa. Por lo demás el relato, aunque real y crudo como lo es la vida, me ha gustado.
ResponderEliminarExacto, las dos únicas armas que posee.
EliminarSobre el modo en que lo mataron lo dejo a la imaginación del lector..., puede que el hombre estuviera muuuy entregado a la tarea de "folgar" por decirlo suavemente, y Matilda se aprovechara de esa circunstancias. No creí necesario contarlo, pero puede que el relato se haya quedado cojo. Gracias por tus observaciones Unknown, y por favor dime en que número estás para poder leerte.
Gracias compañero.
Caray Isabel, se amargan los turrones con esa historia tan desgarradora. Pero me parece bien que le den matarile al cabrón ese.
ResponderEliminar¡Menos mal! Pensé en ti, Amilcar, y en lo poco que te gustan las historias de muertos ;)
EliminarGracias compañero. Ya me pasé por tu dulcería.
Buenas, Isabel.
ResponderEliminarQué relato tan crudo, y qué triste realidad para algunas mujeres.
Creo que hay un pequeño fallo en esta parte: "—¡Chúpala, negra!—Matilda no entendía...", aparece como un diálogo, pero en realidad es el hombre y el narrador los que se alternan.
También me crea curiosidad cómo Matilda pudo quitarle el arma, pero como la mujer se encuentra inconsciente, nos perdemos esa escena.
Las palabras están bien metidas, ninguna parece forzada.
Buen trabajo.
Un saludo.
Buenas noches Irene. Muchas gracias por pasarte.
Eliminar¡Ay! Tienes razón, se me escapó la rayita del diálogo. Ya lo corregí en mi archivo, gracias por tu ayuda.
Un saludo compañera, ya pronto voy a por tu relato.
Hola, Isabel:
ResponderEliminarPor supuesto, me gusta que un relato transmita ideas. Pero me gusta mucho más cuando transmite sensaciones, aunque sean de este tipo. Más aún cuando la primera parte reporta calma y sensación de seguridad, aunque la primera frase augurase lo peor. Te he leído pegado a la pantalla, sin poder parar, deseando que al final dieses su merecido a ese cerdo.
Gracias por compartir tu trabajo.
Un saludo,
Mario(23)
Hola Mario, buenas noches. Me alegra haber captado tu atención, que sientas empatía por las dos mujeres y rechazo por el hombre, de eso se trataba.
EliminarUn cordial saludo y ya pronto iré a por tu 23.
Gracias Mario.
Hola Isabel te felicito, buen relato aun que esas escenas tan fuertes que por desgracia son más habituales de lo que parecen. El relato tiene enganchado a quien lo lee de principio a fin y esa es la principal cualidad que debe tener una buena escritora. Felices fiestas y prospero año .José María
ResponderEliminarMil gracias José María. Qué bueno que te enganché, compañero, a pesar de las escenas en las que tuve que utilizar palabras soeces dada la situación, así me lo pedía el personaje masculino.
EliminarFelices fiestas para ti también. Pronto iré a tu pastelería a ver que has horneado :))
Impresionante,como desde palabras propuestas,si se quiere tiernas,uno puede elaborar una obra de características sádicas,por llamarlas de algún modo. Felicitaciones.
ResponderEliminarHola Isabel
ResponderEliminarQuien siembra vientos cosecha tempestades. La violencia solo genera más violencia. Sin duda lidiamos a diario con una sociedad enferma.Muy bien llevado el relato. La felicidad de la época obviamente no excluye la locura de algunos.
Saludos
Jeremías
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenos días Jorge Daniel y Jeremías. Muchas gracias por vuestras apreciaciones.
ResponderEliminarPues me acabo de dar cuenta de que el título está mal puesto, solo debería ir en mayúsculas la primera letra "Canela, vainilla y pólvora". Y también, despistada de mi, que como veía que en el apartado de valoración(reacciones) había un "excelente", me metí varias a veces a ver, por curiosidad, quien me valoraba, como no respondía le di varias veces al dedo. Así que me he autovalorado con título de excelencia varias veces. Pá matarme.
Ya iré a por vuestras historias desde que pueda. Graciasssss.
Hola, Isabel.
ResponderEliminarMe ha impactado tu historia. Al igual que a los demás compañeros que han leído tu texto, me gusta que al final le den su merecido, pero en la realidad muchos de ellos se quedan sin castigo e incluso sin ser descubiertos cuando ocupan un cargo con cierto poder, como el ser policía.
En la frase "—Este gordo es un tragón —sonrío mientras le daba solícita el pecho.", supongo que querías decir "sonrió" y no "sonrío".
Saludos,
Hilda
(El mío está en el número 38 y participo en el taller como Hilda G.M.)
¿Qué tal Hilda? Muchas gracias por tu tiempo y comentario.
EliminarEs verdad,es "sonrió"
Ya iré a leer "Recuerdos de familia" desde que pueda.
Un cordial salaudo compañera.
Hola Isabel aquí vengo a disfrutar tu relato.
ResponderEliminarCrudo, muy crudo tu trabajo. Explícito como exigía el tono que le has dado. Creo que logras mucha verosimilitud en todo el relato con las precisas descripciones del escenario, el diálogo y la laboriosidad de las dos mujeres con el turrón y el bebé.
Como apreciación personal, creo que el ritmo y la intensidad del primer párrafo se difumina un poco al iniciar la historia de fondo, sin embargo al ser un diálogo equilibra el ritmo y hace que la tensión vaya creciendo poco a poco en espera de la continuación del gancho inicial. Creo que has resuelto muy bien esa exposición de información vital para el relato. Pero ya te digo que es una apreciación muy personal de alguien que se inicia en esto de la escritura.
El final, muy veraz, la historia nos ha enseñado que los hornos o el fuego no solo sirven para cocinar.
Me ha gustado el relato y he aprendido.
Saludos, Nos leemos.
… Y Felices Fiestas.
Gracias Apuntador. A mi tampoco me termina de cuadrar la parte contratante de la primera parte..., como diría Groucho Marx :) creo que se hace algo larga, pero la verdad, no sé por donde meterle tijeras.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato.
Felices fiestas Apuntador.
Felicidades, Isabel. Me has dejado sobrecogido, supongo que ese era el objetivo de esta denuncia. Son hechos que vemos lamentablemente todos los días en las noticias, pero en ellas normalmente es la mujer la que muere. Me alegro de que tengan ese horno tan estupendo, de otro modo, seguro que algún "machirulo" utilizaría este suceso para argumentar una inexistente equidistancia.
ResponderEliminarBien está lo que bien acaba. Yo si me pondré un poquito de turrón y algo de cava para brindar por las mujeres valientes.
Felices fiestas
Hola Labajos. Sí que es una historia dura y poco navideña, la verdad, pero no se me ocurrió otra cosa. Gracias compañero.
EliminarChin Chin, brindo contigo, felices fiestas.
Hola Isabel Caballero. Vaya relato, no tengo en absoluto nada en contra, al revés, es grandilocuente en su forma de desarrollarlo y merecido de todas todas lo que recibe el h.p. y además por el humo se sabe donde ha ido a parar. Felicidades
ResponderEliminarBuenas fiestas y mejor año venidero. (el chaval 12)
Hola Chaval. Muchas gracias , ya iré a por tu 12.
EliminarNo sé si estoy muy de acuerdo en lo que me dices de que el relato es grandilocuente, según la RAE, significa elocuencia elevada y pomposa, y creo que he rebajado mucho el lenguaje a pie de calle, incluído tacos y palabras malsonantes :)
En lo que si estamos de acuerdo es que el h.p. ha terminado donde y como merecía ¡Bien por Matilda!
Felices fiestas compañero.
2. f. Estilo elevado o pomposo.
Saludos, Isabel
ResponderEliminarY has quedado en el espacio uno y nos sales con un relato tan cruel, mujer... me he quedado malamente impresionada, por la visualidad del relato; pecado el mío que padezco de sinestesia y todo lo que leo, se vuelve imagen vívida y a veces, tiene olor. Así que empiezo con un agradable olor a leche caliente y luego otro terriblemente ácido que ya no me lo puedo quitar de encima... lo juro. Tendré que comerme una menta.
Demasiado cruel para mi gusto; quizá porque es algo tan real. Tal como dice Jeremías, la época nos hace olvidarnos que estas cosas pasan, que la violencia es existente, y personas de uno u otro genero, son abusadoras empedernidas solo porque pueden.
Aparte a lo que te ha mencionado Irene, el relato está muy bien escrito, se lee fluído y como ya mencioné es muy visual, te metes en ese espacio tan pequeño y te introduces en la escena con facilidad.
Me agrada que la heroína, es la mujer más sencilla, esa que ayuda en casa de la señora; pero que a la hora de la necesidad, parace ser la única opción que encuentra disponible la mujer. También que la madre no tiene nombre me parece muy bien, porque es "anónima", como lo son todas las personas que sufren violencia y son incapaces de denunciar y, a veces, hasta de contarle a alguien su situación; sobre todo los hombres a quienes les da mucha más vergüenza decir que la esposa les pega...
Entre las mejoras, están los "deux ex machina" que no me agradan en las lecturas. Porque cuando algo se lee tan rápido vas aceptando todo con esa misma facilidad; pero luego viene el momento de reflexión y te das cuenta que hay más preguntas que respuestas. El lector sí o sí debe aceptar lo que el autor expone; aunque aquello no lo comprenda y eso lo considero un error de escritura. Ya te mencionaron, sobre cómo logra Matilde quitarle el arma. El relato está escrito en narrador onmisciente; por lo que es el autor (y no el desmayo) el que omite esa información, algo que sí aceptaríamos si hubiése sido escrito en primera persona. Tampoco hay revelación de cómo el marido conoce la dirección de la casa de Matilda, algo muy raro que ocurra; así que nuevamente el lector debe llenar esa información con respuestas como: es policía, la siguió, una vez la fue a dejar a su casa porque estaba lloviendo...etc., espero darme a entender. Son esos detalles los que me hacen ring ring después de la lectura y cuando el susto empieza a mengüar.
Como lectura lo he disfrutado, aunque no sea mi tema favorito, pero una sacudida de vez en cuando no está mal y tengo todavía muchas lecturas para recuperarme... así que me alegra que no te tocará de los últimos porque está vez iré desde el principio al final.
ah... ¡Felices Fiesta que ya están a la vuelta de la esquina!
K. Marce
Como siempre, Marce, regalándonos tu tiempo y tus palabras, además del trabajo, junto con tus dos compañeras, que supone dirigir este "cotarro", así que va mi agradecimiento antes que nada.
ResponderEliminarSiento el mal rato que te he hecho pasar compañera.
Sobre algunos apuntes que me indicas, te comento que en el relato original se pasaba de las 750 palabras propuestas, hay una frase que omití por esa razón, es esta, remarco en mayúscula:
“Una liebre desollada pendía bocabajo, parecía estar mirando la escena con ojos de espanto: A LA MUJER DESVANECIDA; A LA QUE YACÍA BAJO EL HOMBRE; A LA PISTOLA ABANDONADA A UN COSTADO EN LOS POCOS SEGUNDOS QUE DURÓ SU CLIMAX ”. No la consideré tan importante para la historia, (ya veo que me equivoqué), la sacrifiqué por excesos de palabras, pero visto los múltiples y acertados comentarios en este sentido, la recuperaré, (y tenéis toda la razón de hacer esta crítica constructiva, por eso vuestros ojos y criterio son tan importantes)
Sobre como conocía la dirección el marido, ya conté sobre Matilda, muy al principio del relato esto: “La que durante algún tiempo fue su criada, ahora era su salvadora”, normalmente se sabe donde viven aproximadamente quienes trabajan en una casa, y por otro lado, su condición de policía le facilitaría dicha información, si sabe el nombre y apellidos habrá una base de datos, sin necesidad de perseguirla. (Creo que no es necesario masticar toda la información)
Me alegra de que te hayas fijado en el dato de que la mujer esposa no tiene nombre, quise hacerla lo más anónima posible, además de estar anulada hasta para defenderse, por eso dejé que Matilda tomara la iniciativa.
En mi archivo, y antes de subirlo a mi blog, arreglaré lo que me has (habeis) comentado sobre como se disparó al hombre.
Muchísimas gracias por tu ayuda Marce, pronto iré a por TU MILAGRO EN SAN RAMÓN.
Felices fiestas compañera.
Muy buenas Isabel.
ResponderEliminarGran relato , como todos los tuyos y ya nos estás malacostumbrando :-)
Solo un pero, que no lo es porque es una cuestión de sensibilidad mia y nada más. Hubiera esperado que fuera la mujer , por darle un papel más activo, quien matara a ese grandísimo h....de hecho al comentar lo de la liebre contemplando la escena atada a un gancho en el techo me lo he visto venir, gancho en mano la mujer se libra de semejante capullo y no que la criada le saca una vez más las castañas del fuego. Pero ya digo, esto es cuestión de como se me ha disparado la cabeza a mitad del relato.
Por lo demás nada que añadir , excepto mis felicitaciones por tan fenomenal narradora que eres y de paso añadir que pases unas muy felices navidades.
No me busques , que este mes también lo pasé en blanco. No se que me ocurre que se me vienen ideas a la cabeza pero soy incapaz de llevarlas al papel.
Un abrazo!
Buenos días Patricia, eres muy generosa, muchas gracias por tus palabras, y... tranquila, todos los que escribimos pasamos por períodos de secano, seguro que pronto volverás a escribir y nosotros, tus compañeros, a leerte.
EliminarSobre lo que me indicas del papel poco activo de la esposa, la he hecho pasiva porque generalmente las víctimas de violencia se sienten impotente para defenderse, suelen estar anuladas por completo. Como bien indico K. Marce, no le quise poner ni nombre propio.
Un fuerte abrazo patricia, que pases unas estupendas fiestas.
Me acabo de dar cuenta de algo que has dicho Patricia, sobre que la liebre estaba colgada de un gancho... fíjate como trabaja el subconsciente... yo no he dicho gancho, solo que pendía (podría ser una cuerda), pero tu mente ha añadido gancho y además un arma con la que acabar con el cabroncete :)) Estoy convencida de que en cualquier situación real serías capaz de defenderte.
EliminarJa ja ja ja! Pues es verdad! Lo que te digo , me monté mi pelicula :-)
EliminarVaya, vaya, Isabel. Menudo cuento navideño nos has traído Ja,ja,ja. Ya lo advertías, pero no creía que sería para tanto. Yo pensaba que los turrones que habían preparado (con pólvora) iban a ser la causa de la muerte por via oral, lenta y dolorosa, pero no, ha sido la pólvora suministrada de manera drástica.
ResponderEliminarFuera de bromas, me ha parecido muy potente y duro. A mí, en estas ocasiones, se me encoge el estómago. Sin concesiones a la lírica, por decirlo de alguna manera, pero tiene detalles muy interesantes como esa mirada a lo que hacen anterior a la muerte, el horno grande, la liebre colgada o los efluvios que se esparcen por la puerta violentada.
Te comento un par de cosas si quieres cambiarlas, si procede.
“…me da vergüenza haberlos aceptados…” aceptado en singular.
“Vio como Matilda…” Creo que cómo lleva tilde en este caso.
Bueno, hay que escribir de todo. Yo igual un día lo intento.
Feliz solsticio.
Ayayay que se me escapó la ese de aceptadossss ;)
ResponderEliminarCreo que sí, que ese cómo lleva acento.
Oye Isan, que no siempre voy a ser lírica, me tocaba otro tercio aunque estemos en navidades.
Gracias colega. Que tengas unas estupendas fiestas Isan.
Salud compañera,
ResponderEliminarCreo que es el mejor y más duro relato de cuantos llevo leídos. Desgraciadamente también es absolutamente verosímil.
No creo que la primera parte sea larga o excesiva. Creo que corresponde perfectamente a la relación entre las dos, a la situación y a la fecha y deja el camino libre a lo que necesariamente ha de venir.
He pasado el momento de horror que pasamos casi diariamente al abrir el periódico o ver el noticiero. Muy doloroso pero dramáticamente ( en el sentido teatral) muy exacto. Trasmite perfectamente cómo un hdp de esa calaña es capaz de humillar, despreciar y maltratar a las mujeres.
Esta vez empecé a leer por el final, y ya estaba un poco cansada de tanto dulce, pero la verdad amiga, has conseguido un relato magnífico y coincido con Isan en cuanto al valor de algunos detalles.
Creo que tocas muy diversas cuerdas con mucha soltura. Chapeau! como dirían los franceses.
Te abrazo con los mejores deseos en esta Fiestas y para todo el año, por lo menos.
Canela, vainilla y pólvora, pero de la que hace mucho ruido y daño. Menudo relato te has marcado, Isabel. Empezaste con la canela y la vainilla, pero cuando encendiste la pólvora todo me reventó por dentro removiéndome tripas y sentimientos.
ResponderEliminarDescribes a las mil maravillas el sufrimiento de las pobres víctimas, pero sobre todo la tiranía, crudeza y ferocidad del hombre violador y todo eso combinando unos diálogos muy bien construidos y una narración profunda produciendo una lectura que galopa a toda leche como si fuera "pólvora" sobre una mecha rápida.
Destaco el inicio, que empieza con el hombre entrando para adentrarte tan profundo en la escena más tierna que se llega a perder de vista la primera frase.
Muy bueno, Isabel, y esto no lo digo por el comentario tan generoso que has dejado en mi relato, sino porque el relato es realmente una pasada.
Felicidades, y, si no nos leemos antes, ¡felices fiestas!
Hola Isabel, tu historia ha transcurrido de una manera vertiginosa, me agrada cuando la velocidad de los sucesos no le permite distracción a la mente, dando paso a la única opción que le queda, la de proyectar imágenes para recrear los hechos. Muy bien escrita tu narración de diciembre.
ResponderEliminarEn esta oportunidad no tuve tiempo de escribir un relato para el café literautas, lo intentaré para la próxima.
Un abrazo.
JUANA, mil gracias compañera, doy un hondo suspiro de alivio cuando os parece bien lo que escribo. Te cuento que ya tengo hecha algunas correcciones en el archivo del relato, y que lo subiré a mi blog cuando esté "niquelao" gracias a vuestra ayuda, así que el 50 % os lo debo a vosotros.
ResponderEliminarPEPE, tranquilo, yo tampoco soy nada pelota a la hora de comentar, y si se dicen las cosas con respeto y cariño, como lo sueles hacer tú, las críticas y los halagos suenan igual de bien. Me alegra de que te haya gustado el turrón-pólvora.
LEONARDO, mil gracias compañero, lástima que no hayas podido participar, seguro que para el 2020 ya tendremos una historia tuya. Si te ha distraído el relato eso es estupendo.
Un abrazo colectivo para los tres y Felices Fiestas compañeros.
Hola amigos.
ResponderEliminarQuiero agradeceros toda vuestra ayuda,que ha sido mucha y enriquecedora. Ya he subido a mi blog el relato corregido. Si picais en mi nombre de tara, lo tendréis a vuestra disposición, y si no, por aquí:
https://alzapalabra.blogspot.com/2019/12/canela-vainilla-y-polvora.html
Felices fiestas compañeros. Un fuerte abrazo amigos escritores.
Hola Tara o Isabel, como prefieras. Soy Vespasiano:
ResponderEliminarConfieso que en este nuevo formato, me cuesta a veces identificar al compañero/compañera que escribe, cuando utiliza su identidad para editar y su seudónimo para comentar los relatos de los compañeros. Pero poco a poco iré adaptándome y aprendiendo, digo yo.
Lo mismo me ocurrió el mes pasado cuando no asociaba “currucuta” con Hilda G.M.
Pero con el que no he conseguido hacer carrera es con “josetuba67”; que igual que el mes pasado leo los comentarios que hace, pero no sé si ha escrito algo, pues su seudónimo no aparece en ningún relato publicado y por tanto no puedo comentar lo que haya escrito a pesar de que él si ha leído el mío y ha dejado su opinión.
Bueno, después de este preámbulo aclaratorio, paso a lo que nos interesa; es decir, comentar tu brutal historia. Y digo “brutal” no por lo bestia que fue el (como bien escribes) hijoputa ese, sino por cómo has contado ese episodio sádico haciéndonos sentir repulsa a la violencia machista y degenerada de sujetos sin escrúpulos.
Genial el desarrollo de la escena pasando de una imagen entrañable y familiar a unos actos violentos descritos con riqueza de detalles que hacen que sintamos más odio hacia esos animales violadores.
Como a mí me gusta denunciar los abusos, el maltrato, o el acoso, venga de quien venga, no puedo más que aplaudir tú historia.
Te deseo felicidades durante las fiestas de Navidad y que perduren por todo el Año Nuevo.
Hola vespasiano, la verdad es que yo también me hago un lío con lo seuidónimos, incluso con el mío ;)
ResponderEliminarJosetuba67 es José María, relato nº 9
Sobre el episodio álgido, no me dio la gana de escribirlo a media tinta, ya que lo describía quise retratar al violentador como lo que es. Si he logrado que te parezca una escena brutal, reto conseguido.
Gracias compañero, felices fiestas para ti también.
Hola Isabel!
ResponderEliminarWow, que relato nos trajiste. Ante todo, darte ánimos, porque me encanta que siempre escribas de temas diversos y nada sencillos. Lamentablemente estas historia historia es demasiado real, pero es hora que empiecen a contarse. Es hora que empiece a movilizarse la sensibilidad de muchos.
La historia en si se lee muy fluida y rápida, me parece que contaste los detalles justos. Tanto los que son demasiado "detallistas" y los que son invisibles y que no están. Lo único que quizás me hizo un poquito de ruido que me pareció un poquito forzado es el dialogo entre ellas cuando hablan de irse a dormir, que nombra todos los ingredientes, no se, me parece que no es algo que se diría realmente, pero es solo una apreciación personal.
Como siempre, un gusto. Este mes no tuve tiempo de participar, asi que no me busques.
Felices fiestas y nos leemos!
Hola Carla Daniela. Gracias por tu comentario, a pesar de que noparticipaste has venido a comentar. Te lo agradezco.
EliminarTe contaré que pensé bien la parte que me nombras del diálogo. Matilda es la que hace los dulces y le explica a la otra mujer, que quiere ayudar, como los hace. En realidad los turrones llevan más ingredientes, como matalahúva, cremor tártaro, y algunos más que no recuerdo, pero como no se trata de un recetario,(como bien dices), los suprimí.
Felices fiestas Carla Daniela y espero leerte en la próxima.
Hola Tara, soy Gina D'Algo.
ResponderEliminarLo primero darte las gracias por tu generosa valoración al mío.
Siguiendo las recomendaciones y el orden que marca el taller, vengo a valorar tu texto con bastante retraso pero también con muchas ganas e ilusión.
A estas alturas, no es fácil encontrar algo que no te hayan dicho ya sobre el contenido. Pero sí tengo algunas anotaciones sobre la parte formal que me gustaría comentarte, por si te sirven de algo, ;-)
En cuanto a la historia, has conseguido un excelente relato. Impresionante cómo, con tan pocas palabras, has logrado pasar de una escena acogedora a una violación doble que termina en asesinato, manteniendo el interés del lector en todo momento. Está muy bien construida y no le encuentro ni un pero. ¡Mi ENHORABUENA!
Y ahora paso a comentarte algunos detallitos en las siguientes frases:
“…, entraba en una, mientras que le metía la pistola en la vagina DE la otra (será una cuestión de gusto, pero me suena mejor “a la otra”), alternándolas, sin distinguir QUIEN era (¿qué te parece: “de quién era” o “cuál era”?, ya que el coño, por sí solo, no es una persona; je, je, ;-)) el coño de quién, ni cuál era el arma.”
“… se enfadaba comparando a una mujer con la otra hasta que decidió que la negra tenía más resistencia y mejor follada que su mujer, que no paraba de GIMOTEAR (me parece un verbo “muy suave” para describir una escena tan espeluznante. ¿Qué tal “sollozar”, o algo más contundente?).” La RAE dice esto de gimotear:
1. intr. despect. Gemir con insistencia y con poca fuerza, por causa leve.
2. intr. Hacer los gestos y suspiros del llanto sin llegar a él.
“COLGADA (si te refieres a la ristra de ajos y al manojo de laureles, sería “colgados”) de las vigas del techo una ristra de ajos Y un manojo de laureles. Una liebre desollada, PENDÍA BOCABAJO (aquí me parece que falla algo. Por un fragmento que copiaste en un comentario anterior, me doy cuenta de que en tu versión original no le pusiste “esa coma” que le metiste detrás a la palabra desollada, en el relato entregado; y no es lo mismo. Si mantienes esa coma, qué tal así: ¿"que pendía bocabajo" o "pendida bocabajo"?), parecía estar mirando la escena con ojos de espanto.
“LE (con esto suelo tener dificultad, y posiblemente me equivoque, pero me suena mejor “la despertó”) despertó del desmayo una seca detonación y los llantos de su hijo.”
¡Ah! El insulto hijoputa se escribe todo junto.
Bueno compañera, espero haber colaborado en algo a la mejora de este excelente trabajo tuyo.
Buen año y ¡nos leemos! :-)
Bueno Gina, me ha encantado tu comentario, compañera. Algunas mejoras ya había hecho en el texto guardado y otras que me has sugerido he ido corriendo a mi blog para corregirlas. Te invito a leerlo cuando tengas tiempo y ganas:
ResponderEliminarhttps://alzapalabra.blogspot.com/2019/12/canela-vainilla-y-polvora.html
Me ha hecho gracia también la aclaración de que el "coño" no es una persona ;)
En fin, Gina, un verdadero lujo tener comentaristas de tu categoría que ayuda tanto en las formas y en elfondo.
Que tengas un estupendo 2020 colega.
Querida compañera y amiga Isabel, ya por fin me he podido centrar como te mereces con tu relato y esto es cuanto puedo comentarte:
ResponderEliminarEn cuanto a pequeños errores de forma, practicamente te los han descrito ya, aunque he localizado estos dos:
1.- —Ahora que conozco el trabajo que supone, me da vergüenza haberlos aceptados todos estos años.
—Ahora que conozco el trabajo que supone, me da vergüenza haberlos aceptado todos estos años. (el dedo al teclar te incluyó una "s" en aceptado).
2.- Dos ¡Pam! ¡Pam!
Dos ¡pam! ¡pam! (al tratarse de simples onomatopeyas no las escribiría en mayúsculas, aunque esto no obedece a ninguna regla, solo es mi forma de verlo).
Estoy muy de acuerdo en que tu historia está bien narrada, se lee con fluidez, es visual y has equilibrado ambas escenas subiendo el ritmo gracias a ese diálogo inicial e introductorio a la segunda escena, donde ya el contenido se hace muy evidente, pues supiste trasladarnos a ese reducido espacio, donde la tragedia en su cruda realidad nos hace partícipes de cuanto sucede en la perversa mente del hombre maltratador, quien no repara en escrúpulos para llevar a cabo su diabólica venganza, no solo con su mujer, sino también con la víctima inocente que la ampara. Digamos que has sabido trasladar perfectamente a las letras la salvajada y el horror que padecen las víctimas de esta lacra social.
Unas víctimas anónimas y sumamente traumatizadas por su maltratador, que como esta anónima protagonista carecen de sangre fría o de suficiente lucidez mental como para librarse de semejantes "bestias", por lo que no pongo en duda que la protagonista se viera incapaz de defenderse de las "garras" de su marido o de haberlo denunciado antes.
Resulta muy fácil criticar ese débil comportamiento de estas mujeres maltratadas, pero lo difícil es saber ponerse en su misma piel para comprenderlas de verdad.
Coincido en la interesantísima observación de K.Marce´s Corner, para que la tengas muy en cuenta en otros futuros trabajos, los "deux ex machina". Aunque solamente coincido en sobre cómo logra Matilde quitarle el arma. El relato está escrito en narrador omnisciente; por lo que es el autor (y no el desmayo) el que omite esa información, algo que sí aceptaríamos si hubiese sido escrito en primera persona.
Sobre lo que ella también te menciona de cómo el marido sabe el domicilio, pues en tu defensa puedo aclararle a ella, que si no hay denuncia, el maltratador puede irrumpir en la casa que habite ahora su mujer, puesto que ya se habrá encargado de seguirla a escondidas para dar con su actual paradero.
¡Feliz y Próspero 2020 para ti y tu familia!
Un abrazo con cariño y admiración.
Muchas gracias Estrella. Tienes razón en tus observaciones. Te invito a leer el relato en mi blog (ya sabes donde está), y verás que hay modificaciones que creo que ha mejorado el relato.
EliminarVoy corriendo pallá a quitarle las mayúsculas al pam pam y al vino vino.
besos.
¡Ahh se me olvidó decirte Estrella que ahí, en el blog, solucioné el deux e machina, o como yo prefiero llamarlo, sacar el conejo de la chistera, me refiero al disparo de Matilda.
EliminarGracias a vosotros, mis compañeros, por ayudarme a mejorar.
Feliz 2020
Brindo por vosotros, Chin Chin