AROMAS (R) - Maurice



Maurice



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AROMAS
Después de todo, fue el que vio las cosas por anticipado. No sé, tal vez como el caracol que va dejando su marca a medida que se arrastra sin que nadie lo note, tu mirada inocente fue descubriendo un secreto dormido en el tiempo.
El fenómeno empezó a cocinarse en el interior de aquel lugar, que con el tiempo fue inundándose de esencias, mezcla de azares, azúcar quemado y polvo de hornear. Nada más pasar por la puerta del sitio para advertir el dulzor que emanaba de allí, que saturaba las pituitarias e impulsaban las mañanas.
Tomás tendría nos más de tres meses y había a su alrededor una especie de aura que lo sindicaba como un bebé diferente. Igual que se anticipa, en mi tierra natal, la llegada del viento Zonda con solo ver círculos de colores rodeando la luna, observar a mi hermanito en la cuna con sus juegos y berrinches, inducía a suponer algo particular para los próximos días, y meses, y años. Por entonces se decía que se trataba de hiperquinesia. Yo –ahora que lo pienso mejor-, creo en la distribución de dones, y que Dios inclina la naturaleza selectivamente desde el principio para el equilibrio universal, en todas las cosas, aún en las aparentemente más simples.
Más adelante este niño, mi hermano, mostraría una curiosidad singular escuchando las historias infantiles que mi padre se veía obligado a improvisar y sintetizar ─después de agotar su repertorio con las clásicas─ para lograr que durmiera. “Papá, quiero que me cuentes un cuento nuevo, y largo”, le anticipaba a papá cuando cansado, se disponía a cumplir con el ritual de todas las noches. Cómo si su cabecita, desde muy temprano empezara a abrirse para el a pensamiento abstracto, a la creatividad.
Así y todo, mamá no lo advertía pese a las constantes señales. Personalmente, no estuve cerca de imaginarlo siquiera. Y papá ─por supuesto─, con su “onda” puesta al servicio de la producción y la provisión, ausente sin aviso. Porque no solo era cuestión de percepción; más bien se trataba de intuición.

En aquellos días se puso en marcha lo que apuntaba a ser un negocio familiar. No solo porque papá pretendía legarnos algo para el futuro; además, la crisis financiera de aquel tiempo ─como en todos los tiempos─ en el país, impulsaba a comenzar con lo mínimo indispensable. Esto significaba la mínima inversión y mucho trabajo, de todos.
Ubicado al fondo de casa, había que “patear el córner, cabecearlo y atajarlo”. La producción tenía que ser manual y estaba destinada a panificados ─principalmente─ y productos afines. Papá trabajaba en la mañana desde temprano y mamá lo ayudaba durante las tardes; yo, en fin, cuidaba de mi hermano después de salir de la escuela, ese tiempo en que ambos estaban en la panadería. Siendo una niña, y Tomás dos años menor, nos familiarizamos con todo tipo de preparados y recetas que los viejos se ingeniaban para aplicar más tarde en los amasijos. Pero lo más importante, junto a mi hermano inventamos una forma, diría casi extrasensorial, sin palabras, de comunicarnos y entendernos.
Tomasito crecía a la par de la empresa, y que ahora empezaba a inclinarse más a la repostería. En su avance a la madurez, el niño se empapaba en el arte de panificar, principalmente descubriendo y desarrollando el secreto de la “masa madre”, una mezcla de agua y harina que se auto fermenta, que se realimenta semana tras semana con el agregado de más agua, más harina, y que va sazonándose de todos los sabores que se nos ocurrieran. Igual que la célula germinal contiene en su núcleo el mandato genético para la formación del futuro ser, esta pasta inicial –que se guardaba en la heladera- conformaba la cimiente de nuestros futuros pasteles y confituras.
Pasaron los años, y con ellos la transmutación de planes y ambiciones. La evolución toca a las personas y a los negocios. Así, yo me incliné a las artes contables y llegado el momento, ingresé en la facultad de ciencias económicas; la inicial panadería manual de los años duros –con horno alimentado a leña y una pequeña familia como mano de obra-, dio paso a otra con más empleados, alguna que otra máquina elemental, y productos conteniendo los aditamentos de la pastelería moderna, ofreciendo sabores y buqués que deleitaban la vida.
Y Tomás, ahora hombre y repostero profesional, siempre guiando el destino de aquella “madre”, a la par del camino, hacia los gustos, descubriendo sensaciones y bálsamos, los “Aromas del pan”.

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8 comentarios:

  1. Hola Maurice. Encuentro un texto bien escrito, fluido y coherente, con uso acertado del lenguaje y con riqueza de palabras. Es una historia simple, sin sobresaltos, ni tensión en el texto, un desarrollo paulatino, pero plano. El narrador lo hace en primera persona y se refiere a los personajes sin tutear, tan solo lo hace en el párrafo que señalo me gustó. Ya verás si mantienes ese tu o más bien te refieres a tu hermano como “su mirada”. Esa tu mirada me sonó extraña frente a la forma como se desarrolla el texto. La frase que sigue me gustó y la destaco:
    Después de todo, fue el que vio las cosas por anticipado. No sé, tal vez como el caracol que va dejando su marca a medida que se arrastra sin que nadie lo note, tu mirada inocente fue descubriendo un secreto dormido en el tiempo.
    Y estas son unas observaciones que tu como autor del escrito, verás si las consideras o no.
    Nada más pasar por la puerta del sitio para advertir el dulzor que emanaba de allí, que saturaba las pituitarias e impulsaban las mañanas. Repetición muy seguida de la terminación aba, convierte la frase en cacofónica.
    –ahora que lo pienso mejor- Se usan guiones grandes ―
    Más adelante este niño, mi hermano CONSIDERO QUE ESTA ACLARACIÓN SOBRA, DADO QUE YA SABEMOS QUE ES SU HERMANO.
    le anticipaba a papá cuando cansado CREO QUE HACE FALTA UNA COMA LUEGO DE PAPÁ. le anticipaba a papá, cuando cansado,
    patear el córner (ANGLISISMO, TIRO DE ESQUINA), cabecearlo y atajarlo ME PARECE QUE ES UN LUGAR COMÚN
    LA PALABRA HERMANO SE REPITE TRES VECES EN EL TEXTO, LO CUAL SE DEBE EVITAR EN UN ESCRITO TAN CORTO. Igual acontece con Tomás.

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    1. Gracias Lucho por tus observaciones. Las comparto y me resultan constructivas. Revisando el texto, me doy cuenta que debo hacer algunas modificaciones. Felices fiestas.

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  2. Hola Maurice. Soy tu compañera de más arriba junto a Lucho. También coincido con él en la mayoría de las cosas que te apunta. Las frases se me hacen largas y casi me saltan a la vista. Tal vez porque yo tengo tendencia a ser más explícita, yo vería tus frases y diciendo lo mismo las acortaría con signos de puntuación y quitando palabras que resulten reiterativas. Pero, tu eres el autor, quédate con lo que aporte más a la mejora del texto. Un abrazo

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  3. Buenas, Maurice.

    Empecé a leer tu texto con ganas, pero conforme no fue pasando mucho, le perdí un poco el interés. Me faltó algún obstáculo. Algo que cambiase un poco el ritmo y que la historia no fuese tan solo un contar hechos, sino ver yo misma lo que ocurre. Pues no es lo mismo que el narrador te cuenta lo que pasa, a enterarte de la historia porque los mismos personajes te lo dicen con sus acciones.

    Las frases también me han resultado un tanto largas, y algunas palabras demasiado rebuscadas. Pero bueno, esto es cosa del autor.

    Felices fiestas.

    Un saludo.

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  4. Hola Maurice. Que contarte que no te señalen los compañeras, si te soy sincero, para mi, tu relato ha sido un monologo del autor contando su historia. Felices fiestas y un prospero año. José María

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  5. Maurice, que las dificultades no obstruyan tu imaginación. Cada cual es producto de sí mismo. salu2 y dulces fiestas.

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  6. Buenas Maurice,
    El relato desde mi punto de vista puede mejorar en cuanto a la parte formal. Corregir algunas expresiones: "fue el que vio las cosas por anticipado" quedaría mejor por "fue él quien vio las cosas..." o " días, y meses, y a..." por " días y meses y a..." y alguna otra más. Me parece más importante la mezcla entre el narrador en tercera y luego has cambiado a primera persona confundiendo la voz con el escritor. O por ejemplo las continuas aclaraciones entre signos de "-". Respecto al nombre parece faltar algo de coherencia a veces Tomás de pequeño, a veces tomasito y luego vuelves a Tomás. Respecto a la historia es muy pronfunda, interesante, cálida y bien llevada y con pequeños retoques quedaría un relato conmovedor. Un saludo y buen trabajo!

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  7. Hola Maurice,
    Una preciosa historia familiar unida al crecimiento del negocio, me ha gustado mucho.
    Saludos.
    Felices fiestas-
    Scott

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