Agradecimiento merecido (R) - Osvaldo Vela



Osvaldo Vela


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Nunca de nuevo, en mi larga existencia, he repetido el revoloteo intenso de las mariposas en mis adentros. Aquella ocasión ameritaba el comportamiento de mis “monarcas”, ante el júbilo de ver a mi mujer culminar un naciente proyecto. Su figura mostraba, con encanto y gracia, un imberbe embarazo que colmaba mis pupilas con ensueños, además de mis deseos de ser padre. En ese momento, mis sentidos se iluminaron ante una verdad: “Tere”, era para mí, un regalo venido del cielo y de Dios.

El escenario de trabajo que tenía frente a mí me maravillaba. Aquellas faenas que le daban vida a “Pastelería Karela” me mantenían boquiabierto. Actividad frenética de la cual mi esposa era la principal promotora.

Yo, estático y observando el frenesí de una actividad que desconocía pero que atrapaba mi gusto por las golosinas. En esa actividad, nueva para mí, yo me sentía fuera de lugar pero sin llegar a ser estorbo. En aquel entorno de trabajo, lo que más llamó mi atención, debido a mi amor por las letras con mensaje, fue un anuncio en la pared norte del local, que identificaba un producto de altura.

“La dulzura y buen gusto de nuestros pasteles no viene tan solo del azúcar, sino del extracto pulverizado del elixir liquido de la caña”.

Melaza deshidratada y triturada de un color café claro que, además de sabor, agregaba un tostado especial a las delicias de aquel lugar. Los kilos de más, que hoy en día me pertenecen, no han sido ajenos a la entonces actividad de mi mujer.

Aquellos años, que fueron el principio de la familia, se tornaron gloriosos. Recuerdo que, antes de la concepción de nuestro primer bebé, María Teresa se me acercó un día y me dijo, “quiero estudiar”.

Ella tenía un título de maestra, por lo tanto pensé que, su plan era ampliar los conocimientos docentes; pues no. Lo que a ella le atraía era un curso de pastelería y repostería en la Universidad de Laredo, Texas.

Al final del curso, y mientras esperaba la entrega de su diploma, llegó a mis oídos una segunda propuesta: “quiero empezar un negocio”. Aunque no hubo duda de mi parte para conceder una respuesta positiva, ella de todas formas se explayó en darme a conocer su proyecto con lujo de detalles: a sus veinte años mostró sus alcances de empresa con minuciosidad.

El lenguaje, ante una maestra que no hablaba el español, no fue obstáculo para, ella, captar el mundo mágico de la artesanía venida de otros tiempos: allí, nada de utilizar harinas para pastel pre-mezcladas. Las fórmulas de preparación eran recetas de componentes básicos que al conjuntarlos le daban su esencia a productos Karela. Aunque hay que reconocer que los ingredientes principales eran ancestrales pero efectivos: amor y dedicación.

Durante años la familia gozó aquel negocio. Nuestros tres hijos presumían las delicias que preparaba su madre. Y yo, me adjudicaba un logro que no era mío. En Navidad las ventas se triplicaban pues los clientes buscaban el famoso “Caracol Navideño”. Envase lleno de repostería y flanes para la celebración de las posadas y reuniones decembrinas.
Solo que, al paso de los años llegaron otros vientos fiscales. Aquello, que empezó como un negocio familiar en pequeño y merecedor de estímulos de pago que favorecían su funcionamiento, desapareció. La existencia nula, de parte de las autoridades, en el rubro de obligaciones sociales y seguridad en nuestro medio, no justificaba una acción fiscal cada vez más agravante y sin reciprocidad. El aporte monetario al núcleo familiar se tornó insuficiente. El cierre de Pastelería Karela fue inevitable.

Hoy, diciembre ya está aquí. Los recuerdos del negocio se vuelven gratos, pues sé, que probaremos una vez más, de aquellas caracolas abundantes de sabor.

En la valoración, de una vida extensa en común, encontré un nuevo elixir de escritura escondido en el tintero de las letras. Descubrimiento que me comenda a otorgarle a mi mujer y a mi familia política, un reconocimiento por ese afanar filial tan hermoso. Agradecimiento merecido, por permitirme disfrutar el ser parte de una familia laboriosa. Entorno que permitía gozar de las delicias que, colmaron de sabor las mesas navideñas y de año nuevo en nuestro pueblo.

Yo sé que en enero, luciré con orgullo unos kilos de más.

Gracias Tere, llevo siempre presente el nombre que escogiste para tu proyecto, Karela. “Kar” por el inicio de tu apellido, Cárdenas, y “ela” por la terminación del mío, Vela. Hecho que, sin tu saberlo, siempre presumí como propio. Felices fiestas a todos.

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15 comentarios:

  1. Hola, Osvaldo bonita historia te felicito y te deseo felices fiestas y un prospero año. José María.

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    1. Hola José, gracias por tu comentario a mi escrito. Soy reciproco a tus deseos de unas felices fiestas.

      Un abrazo de Navidad y año nuevo para todos los tuyos.

      Primero Di
      ios nos seguimos la huella el a;o que entra.

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  2. Hola Osvaldo. Sin duda una historia dulce y llena de amor que te deseo haya sido verdadera. Dicen que París bien vale una misa, en este caso, unos kilos son más que justificados. salu2. Feliz Navidad.

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    1. Hola Amilcar.

      Como siempre, agradecido ante tu puntual comentario que me deja un sabor dulce. He tratado de ser reciproco en el [aseo [pr tus letras pero algo en la red me impide enviarlo. No soy experto en estas lides asi es que pido paciencia

      la reina de mis letras esta vez es mi esposa, Maria Teresa.

      saludos y un abrazo. Osvaldo.

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  3. Hola Osvaldo:
    Soy Vespasiano:
    Entrañable historia que bien podría ser un bonito cuento navideño. Pero la Hacienda Pública casi siempre acaba con los sueños de muchísimos emprendedores románticos.
    Me ha gustado tu relato, como siempre, por la calidez de tus escritos repletos de mensajes de amor hacia la familia.
    Feliz Navidad para tí y para toda tu familia. Espero seguir leyéndonos durante todo el Año Nuevo.

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  4. Buenas, Osvaldo.

    Me ha resultado curioso que los dos hayamos utilizado al caracol como dulce.
    La historia me ha gustado, aunque no estoy muy segura de si las comas están correctamente puestas, algunas veces me entorpecían la lectura, y algunas frases quedan cortadas por ellas. No soy experta en el tema, pero seguro que algún compañero que sepa más que yo podrá aportar algo al respecto. Pues igual estoy equivocada y están perfectas.

    Felices fiestas.

    Un saludo.

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  5. Hola Osvaldo Vela.Triste final para una historia bien escrita. , que llenó en sus días muchas horas de felicidad familiar. Si la historia tiene visos de realidad, esto no se acaba aquí , hay que seguir. Felicidades
    Un saludo , buenas fiestas y nos leemos en enero.(el chaval 12)

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  6. Muy bonito Osvaldo. Un precioso homenaje a tu mujer. Confieso que al inicio me he perdido un poco entre los parrafos , pues saltas del embarazo a los trabajos de pastelería... y más adelante otra vez , saltando del curso al negocio y del negocio al curso... pero recuperado el equilibrio, el relato me ha parecido muy hermoso, un precioso tributo.

    Felices navidades para ti y tu familia , y no me busques que llevo meses sin escribir, no me sale.

    Abrazos!

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  7. Hola Osvaldo.

    Qué decir cuando se lee un tributo tan dulce y hermoso. Sin duda hay un ser humano influyente y protector representado en él, cuya sola presencia debía transformar las estaciones del año en tu compañía. Y quien esculpe ese tributo, no menos importante, sabedor de la luz que ha tenido a su lado y que aquí comparte con sus palabras, aunque no deje de ser un bello reflejo que no le hace total justicia.

    Me ha gustado tu relato, he disfrutado y he aprendido.

    Saludos, nos leemos y felices fiestas.

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  8. Hola Osvaldo. Muy bonito relato. No sé qué más decirte, si ya te lo dijeron todo. Quizá solo que estoy un poco de acuerdo en que la puntuación puede mejorarse un poco para darle más fluidez en algunos puntos. Nada que le quite mérito a tu excelente trabajo, Enhorabuena, mucha suerte y Felices Fiestas. Un abrazo.

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  9. Hola Osvaldo,
    Me encantan tu calidez y tu ternura. Tus relatos tienen siempre una delicadeza muy especial. Y no te preocupes,los detalles se corrigen y los kilos de más llegan con la edad irremediablemente asi que disfruta de que lleguen con pasteles artesanales.
    Un abrazo y muy Felices Fiestas
    Nos leemos en 2020

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  10. Osvaldo ¿como has estado? espero que todo marche bien para vos y los tuyos. La historia que narras está llena de dulce, pero no necesariamente "viene tan solo del azucar", es una historia familiar que nos muestra el amor, la dedicación y el emprendimiento entre quienes se aman. La manera en que nos cuentas la historia nos hace imaginar esos apetitosos "Caracoles Navideños".
    Muy bien contada tu historia Osvaldo, felicitaciones.
    En esta oportunidad mis ocupaciones me impidieron participar en Café literautas, pero estaré atento a la próxima convocatoria.
    Te deseo una feliz navidad Osvaldo en compañía de todos los tuyos. Que la pases muy bien. Hasta pronto.
    Un abrazo.

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  11. Hola Osvaldo:
    ¡Ay la Navidad! Propicia a que salgan estos relatos dictados desde el corazón. Parece que estas fechas despiertan lo más entrañable que llevamos dentro. Tu lo has conseguido y de qué manera. Y en un tres en una has hecho un relato, has agradecido a quien siempre has amado y nos has felicitado las fiestas.
    Te deseo lo mejor. Un abrazo.

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  12. Hermosa historia de amor,rodeada de dulces y amor.Felicidades y nos leemos en el 2020.

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  13. Hola, Osvaldo:

    Que bien sienta leer un texto escrito con aquello que nos mueve por dentro.

    Gracias por compartir tu trabajo.

    Un saludo,
    Mario (23)

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