Un viaje hacía allá - (R) - Amadeo

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Amadeo

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La pena es que todo terminó abruptamente y de malos modos. Fue un viaje con un mal final, aunque realista. Me gusta recordarlo, repasar los detalles por si en otra oportunidad puedo repetirlo… pero con otro desenlace. Sería bueno dejarlo por escrito para no olvidar esa ex-periencia evolutiva. Lo repasaré, mentalmente, una vez más:

«Hacía tiempo que planeaba concretar ese viaje, el imaginado, aventurero y exploratorio. Por fin, había decidido iniciarlo aquella mañana. Debía dejar todo acomodado, organizado para cuando volviera poder reemprender mi vida cotidiana sin dificultades. No necesitaba pasajes ni visa de turista. Con vestimenta cómoda y llevando los accesorios previstos, salí, bien temprano, hacia allá. Caminé despacio, para no cansarme pronto. Tenía tiempo y paciencia, nadie me corría: era libre. «Esta vez lo lograré», me repetía. El día fresco, y luminoso me acompañó todo el recorrido. Cerca del mediodía, dejando atrás unos modestos ranchos, llegué a la base del cerro donde, un bosque frondoso parecía descansar e invitarme a que lo recorriera. Lo hice. Desde chico me gustó la naturaleza y la ecología. «¡Qué hermosa arbole-da!, ¡Qué troncos rugosos y capaces de sostener tanto peso!», los recuerdo muy bien. «¿Por qué las mariposas son tan hermosas?, me había preguntado al admirarlas. Eran fantásticas, con esos colores y brillos, con sus movimientos suaves e inspiradores.… Las flores y los juncos tan flexibles, movidos por aquellas brisas románticas, me encantaron. Abundaban.

No quería distraerme, debía reintegrarme antes del anochecer para que el regreso no fuera peligroso. La oscuridad me inquietaba a pesar de que la conocía en profundidad, que la había aceptado, obligado, hacía años, pero igual… aquel día la rechacé con más contundencia que nunca.

Comenzaron a aparecer rocas grandes, grises y de cantos filosos. Tuve que sortear varias y a otras menores, las escalaba y avanzaba unos metros. El ascenso fue algo dificultoso, pero me gustaba el esfuerzo exigido. Era parte del desafío anhelado. Me sentía capaz, valiente y seguía ascendiendo, paso a paso. Calculé –recuerdo bien– que en unas dos horas llegaría a la cima y así fue. El paisaje mostrado, era magnífico, inconmensurable. El horizonte rojizo me rodeaba y me hizo sentir un punto, una pequeñez ante tal magnitud. De pronto –repaso ahora– tomé conciencia de que ese color naranja pálido, allá a lo lejos, era el crepúsculo inicial, el comienzo del atardecer y me propuse regresar lo más rápido posible.

Algunas ardillas veloces, se detenían al verme con sus ojos dulcificados y yo me demoré segundos, en dos o tres oportunidades. El agua tan pulcra y cantarina del arroyo, tomaba velocidad, esquivaba algunas piedras enormes y volvía a emprender su recorrido. Recuerdo, con detalles, como yo había caminado a su lado hasta llegar al puentecillo de maderas oscuras y bien conservadas. Lo crucé y ya casi en el llano, en una penumbra que avanzaba a mi lado, escuché un grito, un alerta.

— ¡Espere… espere! Quiero decirle algo.
— ¿Qué me quiere contar, buen hombre? –había preguntado, amable, al detenerme.
— Yo no tuve la intención de matarlo. No lo asesiné.
— ¿A quién? ¿A quién no mató?
— A mi amigo. Solo… apenas lo empujé para que saltara y saltó mal y cayó y no se movió más.
— Eso es asesinato. Le aconsejo que se presente a la policía y declare que no fue intencional.
— ¿Es asesinato? –preguntó alarmado.
— Sí. Soy abogado y le aconsejo que declare... Vaya, corra.

Y el pobre hombre corrió, desapareció de mi vista. Yo caminé rápido, pues necesitaba estar en mi habitación lo antes posible, para luego cenar. Agotado, realmente cansado, seguí por la senda y confirmé, una vez más, que mi juventud había quedado atrás, muy atrás.

De pronto escuché mi nombre. La voz era autoritaria, hasta cierto punto amenazante y entonces presté atención:

— ¡Rodolfo!... a ver… ¿qué me puede decir ahora?… ¿qué está haciendo parado?
— ¿Parado?
— Sí. Parado… de pie… Por favor siéntese en la silla de ruedas, que tiene a su derecha, que lo llevo al comedor para cenar… ¡Ciego y se hace el valiente! ¡Increíble!... Siempre lo mismo…
— Perdóneme. Estuve viajando.
— ¿Viajando? De este geriátrico para minusválidos, nadie viaja, nadie sale si no es con los pies hacia adelante. ¡Vamos!. ¡Basta de tonterías!

La cena estuvo regular. Habían servido lo mismo que tantas otras noches. Sí, cuando descanse un poco, planearé un nuevo viaje hacia allá y ese, tendrá un mejor final».

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16 comentarios:

  1. Hola Amadeo. Me ha gustado tú relato y sobre todo el final, el giro inesperado que das ala historia es muy bueno. Nos leemos .José María.

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  2. Buen trabajo Amadeo, pero hay algo que no me queda claro: ¿Fue el mismo Rodolfo el que alguna vez mató a su amigo sin querer, o hay otra historia sin desarrollar en esos recuerdos seniles?
    Por lo demás, la vuelta de tuerca del final es muy buena y muy triste por lo real, precisamente.
    Un abrazo

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  3. Juana: No encontré indicios en mi cuento para responder tu pregunta. El viaje es solo imaginación del anciano ciego. Con ganas de viajar, de ver...
    Gracias por comentarlo
    Saludos
    Amadeo

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  4. Buenas, Amadeo.

    Qué giro final tan inesperado, me ha gustado, no me lo esperaba.
    Igual que Juana, me surge la duda de si quizá, ese hombre, anciano ahora, y ciego, en su juventud hizo algo como lo que se cuenta, o si, como dices es solo su imaginación.

    Un saludo.

    IreneR

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  5. Hola Amadeo, ya estoy por aquí compañero. Muchas gracias por tu apreciación a mi relato.
    Un buen equilibrio entre la parte narrada y la dialogada.
    Has hecho un ejercicio bastante cromático, implicando la naturaleza casi como si fuera un personaje más. Al principio de la lectura pensé que sobraban tantas descripciones bucólicas, pero comprendí (al final) el porqué y el embelesamiento con ella del viajero mental.
    Hay dos palabras terminadas en “ado” que por ser vecinas se estorban “acomodado, organizado” muy cerca también “imaginado”
    Me parece, en mi humilde opinión, que el relato cobraría más fuerza sin la explicación primera (no se necesita y ralentiza el relato) Personalmente me gusta más el inicio así:”Hacía tiempo que planeaba ese viaje…”
    Una pregunta… ¿por qué escribes experiencia y arboleda con guiones?
    No termino de entender la trama del asesinato, parece metido con calzador para justificar el reto, en cambio, que el ciego salga espiritualmente del geriátrico y “vuele” con la naturaleza me parece más que justificado, el espíritu no se encierra, debe ser libre, como has sabido contarlo con tan buen criterio.
    Un cordial saludo Amadeo. Buen trabajo.

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    1. Tara: mil gracias por los comentarios. Encontré MUCHAS otras palabras terminadas en ado. ¡Ya eliminé/cambié varias! El tema de los guiones en esas dos palabras, aparecen al copiar/pegar el cuento en el formulario (Yo en word uso "cortar" las palabras al final del reglón. Lo evitaré en los próximos cuentos a enviar. El asesinato por un extraño, es también solo imaginación del ciego. No todo es tan hermoso en su viaje. (esa era la diea)

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  6. Hola Amadeo, como estas?
    Me gustó mucho el texto, el final esta muy bien dado. ¡Pero que malos que son los de ahi, que no les dejan ni soñar! Se lee todo bien fluido y de corrido. Lo unico que me surge la duda, es si en el segundo parrafo corresponde abrir comillas de pensamiento.

    Un saludo y nos leemos!!

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  7. Amadeo, un relato en base ecologista al que das un final nada feliz. No te preocupe, nadie es perfecto. salu2

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  8. Hola Amadeo.
    Vaya giros has dado al relato. Primero, un homicidio involuntario y después, el geriátrico. Me ha parecido muy interesante que un relato tan visual sea producto de la imaginación de un ciego.
    Saludos,
    M.L.Plaza

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  9. Amadeo, me he sorprendido gratamente al leer un relato que tiene tantas similitudes narrativas con unos míos. El parecido no está en el asesinato ni en el desenlace, sino en la idea del escape, las apreciaciones del placer de caminar, la belleza de la naturaleza, los estados de ánimo que ella nos despierta y el regreso a la dura o bella realidad.
    Luego te daré a conocer esos dos cuentos, por si te interesan.
    Saludos.

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    1. Carla: Muchas gracias por los comentarios. Respecto a las comillas, hoy dudo. El cuento tiene dos partes: un pensamiento y un recuerdo. Creo que con o sin comillas, puede quedar bien igual. Dudo y lo consultaré Saludos

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  10. Hola Amadeo:
    Lo primero que me ha extrañado ha sido el titulo; me parece un poco raro. Es lo primero que se lee y nos da una pista de lo que vamos a leer. El relato es pa ensoñación de un anciano que tiene una confusión mental bastante acentuada. Por lo menos no sabe que es él el empujado y, aunque sea en su imaginación, disfruta de la naturaleza. El trato que recibe del geriátrico no me ha gustado un pelo. Para mi gusto suprimiría todo el primer párrafo.
    Saludos.

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    1. Isan: Muchas gracias por tu opinión y sugerencia de eliminar el primer párrafo. Lo tengo en cuenta para la revisión final. El geriátrico noes de exelencia ni mucho menos, qpero ay peores.
      Saludos
      Amadeo

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  11. Hola Amadeo! Has sido muy amable al comentar mi relato. En cuanto a tu historia he visto que te ha pasado como a mí con la cercanía de las palabras terminadas en -ADO. También he visto que se te ha colado una tilde en el titulo en la palabra "hacía" que en este caso no llevaría ese acento.
    Las tres palabras que eran obligatorias están bien integradas en el texto, pero el asesino, a mi modo de ver, está como encajado para cumplir el reto. Pero ya digo que es mi opinión personal. Por lo demás la historia está bien construida y el final es inesperado.

    Un saludo!

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  12. Hola Amadeo.

    Primero agradecerte el paso por mi relato y tus amables comentarios.

    Sobre el tuyo, decirte que me ha parecido una historia magnífica, muy bien contada y con un sorprendente final. Son muy bellas las descripciones del paisaje.
    Seguramente me equivoque, pero a mí me ha dado la impresión de que lo que recordaba Rodolfo, una y otra vez en sus viajes mentales, dentro de ese geriátrico era el día en que, accidentalmente, un amigo le había empujado y él había terminado en esa silla de ruedas.

    En cuanto a la parte formal, solo unas sugerencias.
    - La frase “DE este geriátrico para minusválidos, NADIE VIAJA, nadie sale si no es con los pies HACIA adelante. ¡Vamos!. ¡Basta de tonterías!”, ¿qué te parecería escrita así? “EN este geriátrico para minusválidos, NADIE VIAJA, nadie sale si no es con los pies POR adelante. ¡Vamos! (creo que le sobra el punto final que has puesto detrás de la exclamación) ¡Basta de tonterías!”
    - En la frase “«¿Por qué las mariposas son tan hermosas?, me había preguntado al admirarlas.”, ¿es posible que se te hayan olvidado las comillas de pensamiento, detrás de la interrogación?

    ¡Muy buen trabajo, Amadeo!
    Un saludo de Gina D´ Algo.

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  13. Interesante relato. Me gusta que aunque ciego, vea con la mente, vea y sienta. Pueda viajar con los sentidos aunque uno no le funcione ir más allá de los muros físicos y mentales.

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