Irene R.
https://irenerodriguez-escritora.blogspot.com/
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***
Lo seguí por las calles poco iluminadas y, a esas horas de la noche, vacías de turistas. Había averiguado dónde vivía, y sabía que tardaría casi veinte minutos en llegar a su casa. Lo aceché en las sombras esperando mi momento. Sentía la sangre correr con fuerza por mis venas, la adrenalina me invadía y me costó un enorme esfuerzo no lanzarme directamente sobre él. Mas debía ser precavido; un solo error, un mínimo fallo, y todo se echaría a perder.
Mi paciencia empezaba a agotarse cuando vi mi oportunidad. Se había metido por un estrecho pasaje que quedaba a cubierto de miradas indeseadas; no habría ningún testigo.
Llevaba los auriculares en los oídos y no me oyó llegar. Me acerqué a él en un par de pasos y lo agarré con fuerza de un hombro volteándolo hacia mí; quería ver el miedo en sus ojos cuando se diese cuenta de que todo había acabado.
Le costó unos segundos reconocerme, y no le culparé, mi apariencia había cambiado drásticamente desde el día en que me destrozó la vida. Pero en el momento en el que se percató de quién era, el terror se mostró en su rostro, y yo sonreí de pura satisfacción.
—Piedad, por favor —suplicó.
Aquello me hizo reír, y le miré con regocijo.
—No tendrás esa suerte.
Saqué el cuchillo de la funda que llevaba en la cintura y lo acerqué a su cuello. La luz de las farolas se reflejaron en la hoja, y unas letras se hicieron visibles.
—¿Las ves? —pregunté en un susurro moviendo el cuchillo hasta dejarlo a la altura de sus ojos—. Lleva tu nombre escrito, porque está destinado a acabar en tu cuerpo. Te arrebataré la vida, como tú me has quitado la mía.
Tragó saliva con fuerza y cerró los ojos.
—Aquí se acaba tu viaje —le dije antes de colocar la punta del cuchillo sobre su pecho.
Sus ojos se abrieron de golpe al sentir cómo la hoja se adentraba en la carne. Su mirada de espanto me maravilló y seguí empujando hasta que mis manos tocaron su cuerpo. Tosió una única vez con fuerza, y unas gotas de sangre me mancharon la cara.
Me quedé allí, delante de él, durante lo que me pareció una eternidad. Disfruté al ver cómo su vida se iba apagando poco a poco. Las fuerzas le empezaron a fallar, y acabé sujetando su cuerpo contra la pared para evitar que se desplomase contra el suelo.
—Lo siento. Nunca quise que acabase de aquella manera.
Fueron sus últimas palabras, mas aquello no me conmovió en absoluto. No había sido su intención, pero había pasado, y todos debíamos pagar, y aceptar, las consecuencias de nuestros actos.
Con su muerte, sentí que me libraba de una pesada carga. Mi camino de venganza llegaba a su fin, y la ira, el odio y el resentimiento se fundieron en uno solo con mi alma. Ya no había marcha atrás y mi destino quedó sellado en el momento en el que exhaló el último aliento.
El final del trayecto apareció ante mis ojos, y las puertas del infierno se abrieron con una invitación que no podía rechazar.
***
Hola Irene R:
ResponderEliminarEsto es escribir el odio, no describirlo. Además, todo el tiempo se siente la conciencia de sus consecuencias. Como siempre muy bien escrito, pero la última frase me parece excepcional
Un aplauso. Nos leemos
Gracias por la labor desarrollada en el inicio de este Café de Literautas. No lo tomes como un reproche, pero he leído tres relatos con la misma temática de muerte; a mi no me gusta, pero evidentemente sois libres de dejar volar a vuestra imaginación por los grandes espacios interestelares. salu2
ResponderEliminarBuenas, Amilcar.
EliminarMe alegro de que te hayas animado a participar.
Sobre tu comentario, teniendo en cuenta que el reto opcional era que apareciese un asesino, creo que un asesinato es algo que se puede esperar encontrar.
Un saludo.
Buenas noches Irene. Muchas gracias por tu comentario a mi relato.
ResponderEliminarEl tuyo, como bien dice Juana, es la descripción del odio. Casi que no importa lo que le hizo el hombre para guardar durante tantos años el ánimo de venganza, quizás si fuera una historia de recorrido más largo daría para alguna explicación más.
También comenta el compañero Amilcar que ya ha leído tres relatos con la misma temática de muerte, yo pienso que no importa el tema si está bien escrito, es mi opinión, aunque prefiramos, como es lógico, unos registros a otros.
Las frases en la que el odio casi se palpa es cuando le clavó la hoja del cuchillo y se quedó mirando como agonizaba (su mirada de espanto me maravilló), aunque más que maravillar buscaría otro término parecido al gozo.
Buen trabajo compañera.
Buenas, Tara.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato. No desarrollé lo que le ocurrió al hombre hace años, porque no es la parte importante de la historia. Lo que me interesa es mostrar el odio y la sed de venganza. Lo que le llevó hasta allí no interesa. Al menos, como dices, en un relato tan corto.
Sobre lo del gozo, no es una palabra que use mucho, más bien nada, pero buscaré algún sinónimo.
Gracias por leerlo y comentar.
Un saludo.
Entiendo que lo que has querido desarrollar es el epicentro de la escena dejando de lado el detonante del odio. Desde luego no es necesario explicarlo, pero desde luego hay un germen para una historia más completa.
EliminarVuelvo de nuevo para darte las gracias a ti y a tus dos compañeras por el trabajo que habeis desarrollado. Me di cuenta por el comentario de un compañero.
Un cordial saludo Irene.
Hola Irene R, la sensación de venganza está presente en todo el texto. La parte que más llama mi atención es la línea final: "El final del trayecto apareció ante mis ojos, y las puertas del infierno se abrieron con una invitación que no podía rechazar." De acá se deducen varias cosas, por ejemplo: la posibilidad del suicidio, la aceptación de una condena como consecuencia de un hecho a todas luces ilegítimo y el epílogo corto de una historia en donde finalmente no importan los motivos, ya que lo que importa es la situación posterior, el cómo asumir la vida ante un hecho tan trascendental.
ResponderEliminarBuenas, Leonardo.
EliminarNo había caído en la posibilidad del suicidio. Cuando lo escribí, en mi cabeza aparecieron, literalmente, las puertas del infierno. Pero eso haría que el relato pasase a tener tintes fantásticos... También puede ser una metáfora, el personaje acepta la culpa y se sume en una vida de odio y dolor.
No sé, queda a la interpretación del lector.
Gracias por leerlo y comentar.
Un saludo.
Hola Irene, agradezco tus comentarios en mi relato. Fabuloso relato el que has escrito. Me encanta como la manera en que describes lo que ocurre nos hace ver y sentir por lo que la protagonista esta atravesando. Saludos
ResponderEliminarHola Irene, te devuelvo tu visita a mi relato ,el tuyo me gusta nos leemos. José María
ResponderEliminarHola, Irene.
ResponderEliminarAntes que nada, quería agradecerte el comentario de mi texto.
En el tuyo, efectivamente, se puede palpar el odio que el protagonista fue acumulando durante todos esos años. Estoy de acuerdo en que el motivo que provocó todo eso no tiene importancia en tu relato, pero como al principio el personaje nos cuenta que debido al deseo de venganza lo ha perdido todo: su familia, sus amigos, el trabajo, no deja de intrigarme su vida de "antes" y sin querer, me hago una pregunta: ¿qué le hizo entonces aquel hombre? Igual que a Leonardo, el final también me ha hecho pensar en la posibilidad del suicidio.
Un texto excelente, gracias por compartirlo.
Saludos,
Hilda G.M.
Irene:
ResponderEliminarPor las dudas, caminaré alejado de tu personaje. Un maestro para asesinar: aprendí en menos de 750 palabras. Me gustó, de fácil y placentera lectura. Intrigante. No descubrí que le había pasado al protagonista, `pero tampoco me interesó demasiado (Seguro que algo feo, una traición).Lo único objetable desde mi punto de vista es que por momento me parecía que en narrador se dirigía al lector y otras tantas no. En fin... opinión. Felicitaciones.
Estoy en el 19 por si quieres leerlo y comentar.
Cordiales saludos
Amadeo
Hola Irene, aquí te devuelvo tu amable visita.
ResponderEliminar1 En cuanto a la forma:
En esta frase “Le costó unos segundos reconocerme, y no le culparé,” no acabo de entender la falta de concordancia y el cambio de tiempo en la forma verbal. Vería mejor que continuase en pasado. Aunque tan solo es una apreciación personal.
2 En cuanto al contenido:
El relato de una venganza con muerte incluida, sin saber el origen que la provoca, al menos no soy capaz de intuírlo.
Entiendo que lo que monopoliza el relato es llevar a efecto su venganza. Haciendo mención que este asesinato es el final de un viaje vital que comenzó voluntariamente y que cambió su vida. Estos cambios son enumerados en el primer párrafo sin dar detalles.
Expresando ese dolor interno de forma clara y contundente.
Cuando el moribundo dice esta frase “Lo siento. Nunca quise que acabase de aquella manera.” con un cuchillo clavado en el pecho atravesando uno de los pulmones. Me parece poco creíble.
Me hubiera gustado que profundizaras un poco más en el viaje vital con sus orígenes o desarrollo, en vez de abordar solamente el asesinato. Al ser el relato sobre un viaje en el que aparezca un asesino, lo veo un poco descompensado, pues se redunda en el acto del asesinato y no tanto en el viaje vital que le lleva hasta allí, pero es una apreciación personal.
Me ha gustado leerte, y he aprendido con tu relato.
Apuntador Mudo.
Saludos, nos leemos.
Buenas, Apuntador Mudo.
EliminarAprecio mucho tus comentarios. No me había dado cuenta del cambio de tiempo verbal, pero, poner "no lo culpé" me suena muy feo. Miraré a ver cómo puedo modificarlo.
Tienes razón en que el viaje que le lleva hasta ese momento no está desarrollado, me centré en el asesinato y en el deseo de venganza, pero me dejé el "viaje" por el camino. Tendré que mirar eso con detalle. Gracias por comentarlo.
Nos leemos.
Un saludo.
Hola Irene,
ResponderEliminarPrimero agradecer la labor que estás haciendo para mantener este espacio, y luego agradecer tu visita a mi relato.
El tuyo me ha parecido magnífico. Está dotado de una redondez muy bien trabajada y eso es algo que me encanta al leer algo.
Te han seňalado que deberías haber explicado los motivos se la venganza del prota, pero para mí no son necesarios; yo creo que lo que importa, gracias a la importancia que has sabido darle, es el odio y la propia venganza, lo demás es secundario y en un texto tan corto, lo secundario está de más.
Lo único que me ha llamado la atención ha sido la frase de cuando espera disfrutando mientras ve escapársele la vida a la victima, porque dices "que le pareció una eternidad", aunque si disfrutó de ella yo eligiría otro símil.
Enhorabuena por el relato, Irene, me parece un gran trabajo.
Nos leemos!
Buenas, Pepe.
EliminarGracias a vosotros por animaros a participar. Sin vuestros textos, esto no habría sido posible.
Me gusta el detalle que comentas de "una eternidad", lo tendré en cuenta y lo revisaré.
Un saludo.
Hola Irene! Como estas?
ResponderEliminarMe gusto mucho tu texto, creo que se percibe muy bien el sentimiento del protagonista. Con pequeñas pistas nos contas una historia paralela (La de que paso antes) Un texto muy fluido y las palabras del reto encajan muy bien. Un saludo y nos leemos!
Hola Irene.
ResponderEliminarMe temo que soy del grupo de compañeros a los que les falta saber qué provocó el deseo u obsesión de venganza del protagonista, que le ha destrozado la vida y le lleva a convertirse en un asesino.
Por otro lado, me ha sorprendido tu respuesta a Leonardo en la que dices que no habías pensado en el suicidio. Para mí, el final del trayecto y las puertas del infierno apuntaban directamente a él.
El relato me parece que está impecablemente escrito y desarrollado. Solo la última frase del muerto me parece excesivamente larga si ya está tosiendo y escupiendo sangre.
La frase que dice:"Si lo conseguía, todo lo sacrificado valdría la pena.", yo la hubiera puesto: todo lo sacrificado habría valido la pena. Pero ya sabes que solo es una opinión personal.
Me ha parecido un relato muy bueno que me ha encantado leer.
Quería darte las gracias por el esfuerzo de poner en pie Café Literautas, que seguro va a ser un lugar estupendo.
Saludos,
M.L.Plaza
Buenas, Maria Luisa.
EliminarMe sorprende que hayáis pensado en el suicidio, ya digo que no se me había pasado por la cabeza.
Para mi copia creo que modificaré un poco el texto. No voy a poner los motivos que le llevan a cometer el asesinato, pues no me parecen importantes, sino el viaje que le lleva a convertirse en lo que es en esos momentos, pues esa era la premisa del reto, un viaje, y no lo desarrollé lo suficiente.
Sobre tu aporte de modificación de la frase, procuro no usar demasiado los verbos haber, tener, deber... si puedo usar directamente el verbo que quiero, en este caso, valer. Pero lo miraré.
Espero que en el mes que viene te animes a participar.
Un saludo.
Irene:
ResponderEliminarFascinante, pero espeluznante, relato. Se necesita ser muy valiente para construir una escena de esas y, sobre todo, para ponerla en primera persona, posar de asesino (aunque cambias el sexo, como para no ser tú). Aclaro que a mí tampoco me gusta el tema de la muerte, como Amílcar.
Construcción impecable, donde se te coló un error:
“La luz de las farolas se reflejaron en la hoja”: debe decirse “se reflejó”, porque lo que se refleja es la luz, no las farolas.
Saludos.
Buenas, Carlos Jaime.
EliminarEscribir un asesinato en primera persona es muy divertido, pues ser todo lo sádico que quieras, ser la persona más malvada del mundo y dar rienda a todas esas ideas espeluznantes que tienes en la cabeza, y no va a pasar nada. De hecho, cuanto más, mejor.
Un saludo.
Buenas tardes; Irene:
EliminarMe has tenido en tensión desde que empecé a leer hasta el final. Como algunos, tenía curiosidad por saber que ofensa había sido tan grave para merecer ese castigo, pero como tú coincido en que ese no es el objetivo del relato y te felicito por haberte resistido a la tentación de dar innecesarias explicaciones. El protagonista odia y punto. Eso es lo que quieres trasmitir y lo haces genial.
Por ponerme "puntilloso" y mostrar alguna pega, te diré que repites "mi" no siendo necesario: Mi paciencia empezaba a agotarse cuando vi (la) oportunidad. También creo que primero aceptamos y luego pagamos las consecuencias de nuestros actos. En ese orden.
Felicidades y gracias por tu esfuerzo.
Buenas tardes, Irene.
ResponderEliminarGracias por comentar mi relato. Tu historia me ha parecido truculenta y misteriosa. Está muy bien escrita. Enhorabuena!
Un saludo. Lectora70.
Hola, Irene.
ResponderEliminarMe parece que tu historia está muy bien escrita y no hace falta el por qué del odio, lo veo como secundario. Las pequeñas cosas mejorables que te han enunciado las considero válidas, incluido el de Carlos Jaime Noreña.
En cuanto al último párrafo creo que está demás, ya que puede contradecir el penúltimo: "mi destino quedó sellado en el momento en el que exhaló el último aliento". Coincido con Leonardo.
Felicitaciones.
Te agradezco por el esfuerzo de mantener andando Literautas. No quise dejar pasar la oportunidad de participar, aunque casi me quedo fuera, pues hasta el último día no tenía relato. Un abrazo.
Hola Irene:
ResponderEliminarGracias por pasar por mi relato y dejar tu amable comentario.
A estas alturas poco puedo añadir a lo que ya te han comentado otros compañeros con relación a tu relato:
"...el odio casi se palpa..."
"...la sensación de venganza está presente en todo el texto".
"...se percibe muy bien el sentimiento del protagonista".
Te apunto algunas cosas que me han parecido mejorables. Pero como siempre es una opinión personal que para nada desmerece el ritmo de tu historia.
"Era pasada la medianoche cuando lo vi salir del restaurante...". En esta frase me asalta la duda de si no sería más correcto emplear "le": "Era pasada la medianoche cuando "le" vi salir del restaurante...".
También me parece que utilizas mucho la conjunción copulativa "y".
"Me había costado años encontrarle, "y" todo lo que había tenido que hacer...".
"Pasé de ser un hombre alegre "y" amable...".
"...no habría marcha atrás, "y" jamás saldría de allí".
"...estaba dispuesto a dar, "y" hacer...".
"Lo seguí por las calles poco iluminadas "y", a esas horas de la noche...".
"Había averiguado dónde vivía, "y" sabía que tardaría...".
"...la adrenalina me invadía "y" me costó un enorme esfuerzo...".
"...un mínimo fallo, "y" todo se echaría a perder".
"Llevaba los auriculares en los oídos "y" no me oyó llegar".
Resumiendo: Tu relato me ha parecido interesante; centrándolo en la escena del ajuste de cuentas que el protagonista tenía pendiente de ejecutar.
Una vez liberado de su pesada carga y cumplida su venganza; la frase final nos puede trasladar, tal como te apunta Leonardo Ossa, hacia un posible suicidio o a la aceptación de una condena.
Aprovecho para agradecerte tu empeño en mantener activo el grupo de compañeros Literautas.
Felicidades. Seguiremos leyéndonos en futuros retos.
Buenas, lhlupianes.
EliminarGracias por tus observaciones, las tendré en cuenta.
Me alegro de que te hayas animado a participar en el reto, sin vosotros esto no podrías seguir.
Nos leemos.
Un saludo.
La conjunción y es completamente castiza y completamente correcta; tan modesta en su brevedad y tan necesaria para unir ideas y elementos y salirnos de dificultades. E incluso (esta e es una y transformada) cuando se repite varias veces en una misma oración puede sonar como bella música o constituir todo un desastre, depende de la capacidad constructiva del autor. Y termino poniendo como ejemplo a William Faulkner, quien la repite con lujo en algunos de sus escritos, como ya lo comenté en algún momento, no recuerdo si aquí o en el Litreautas original.
EliminarY no siendo más, me despido y les envío un cordial saludo y unos sinceros deseos de buena suerte y mucho disfrute.
Hola Irene:
ResponderEliminarLo primero felicitarte por tu trabajo para hacer realidad esto que es el juego y disfrute de cuantos miramos y escribimos.
El relato ha descrito con realismo ese estado permanente de odio que mientras no se sacia o se supera se autoalimenta. No importa qué tenía que vengar sino qué sentía y , además sabía que eso suponía su fin. Felicidades porque me ha parecido un relato magnífico.
Un saludo.
Hola Irene.
ResponderEliminarPrimero quiero darte las gracias, al igual que a K. Marce y a Carla Daniela, por la dedicación y el empeño que habéis puesto para conseguir lanzar este taller. ¡Mi enhorabuena! Ojalá en este espacio se mantenga el mismo espíritu de camaradería y colaboración que había en Literautas.
También te agradezco tu visita y el amable comentario a mi relato, ;-)
Tu historia me ha parecido excelente y da gusto leerte. Me ha encantado la puesta en escena y la manera en que nos transportas al momento justo de la venganza. Como se suele decir: la tensión se puede palpar.
Estoy de acuerdo con varios compañeros en que no importa lo que hubiera pasado antes. Además, me ha gustado que dejaras abierto tanto el inicio como el final de la historia. Para que cada uno se lo imagine.
Sobre el comentario que te ha hecho el Apuntador Mudo, con relación a la frase “y no le culparé”, a mí particularmente no me parece que quede mal, dicha en futuro. Está claro que tu protagonista ha culpado en el pasado, culpa en el presente, y seguirá culpando en el futuro a ese hombre, a causa de unos sucesos que ocurrieron. Pero, del hecho “de no reconocerle”, tu protagonista no le piensa culpar nunca. Así lo he interpretado yo.
En cuanto a lo que te dice Carlos Jaime Noreña sobre que se te coló un error, al hacer la concordancia entre el sujeto y el verbo en la frase “La luz de las farolas se reflejaron en la hoja”, estoy de acuerdo pero a medias. Creo que pusiste el verbo en plural porque estabas pensando “en las farolas” y, si así fuera, entonces la frase debiera ser “Las luces de las farolas se reflejaron en la hoja, y unas letras se hicieron visibles”.
Por sugerirte alguna cosita, la frase “—Piedad, por favor —suplicó.”, yo la hubiera escrito entre exclamaciones.
¡Muy buen trabajo, Irene!
Un cordial saludo de Gina D´Algo.