El viaje - (R) - Charola

REGRESAR A LA RECOPILACIÓN.

Charola

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El viaje
A las tres de la madrugada una llamada telefónica rompió el silencio.
—¿Aló?
—Teniente Cárdenas. Se le necesita en la base. Venga rápido. Debe hacer un viaje urgente.
—Pe... pero.
—No puedo explicarle más. Tiene media hora para apersonarse.
Alberto se lavó la cara. Se colocó el uniforme de campaña y salió rumbo a la base. Un grupo de compañeros lo estaba esperando.
El coronel, que se encontraba trabajando a esas horas de la mañana, apareció preocupado, y colocándose enfrente les dijo:
—Ocho periodistas han desaparecido en un lugar llamado Uchuraccay. Averigüen qué pasó con ellos.
El grupo de policías investigadores viajaron en un avión militar hasta Ayacucho. Llegaron muy de mañana. El otro tramo debían hacerlo en helicóptero, pues la zona era bastante alejada de la ciudad. Apenas recibieron el rancho subieron al autogiro. Pasaron muchos cerros solitarios, encontraron algunos pequeños grupos de viviendas muy alejadas unas de otras. Cuando llegaron, el inclemente clima los tomó por sorpresa. Sabían que hacía frío, pero no se habían imaginado lo duro que era vivir en esa zona tan alejada. Mientras que algunos estudiosos en Lima y otros departamentos de la costa, decían, que había llegado la modernidad al país, los policías se encontraron con otra realidad: la mayoría de los pobladores vivían del campo. El pueblo no tenía ni los servicios más elementales, no había escuela ni centro de salud. Los lugareños ni siquiera hablaban español, sino quechua y los esperaban desconfiados, ariscos, y por supuesto sin ganas de hablar.
Si algo se había sabido de la desaparición de los periodistas era porque uno ellos era de la zona y no regresó a su casa. Además, se supo que en el pueblo anterior un guía los había ayudado a encontrar la ruta y tampoco había retornado.
Alberto Cárdenas se preguntaba por qué lo habían escogido a él si no sabía hablar quechua. Sus demás compañeros estaban en lo mismo. Felizmente consiguieron un intérprete dentro de los policías de Ayacucho que los acompañaban, aunque no les gustaba recibir información de tercera mano, peor aún cuando nadie quería hablar.
Reunieron a los pobladores, parecían todos iguales: de baja estatura, tenían la piel morena, sin ser negra, era más bien, herrumbrosa, ojos pequeños, inquisidores, nariz grande, alargada, boca mediana. Todos vestían igual: pantalón marrón, chompa oscura. Se cubrían con un poncho. En la cabeza llevaban un chullo que tapaba sus orejas y encima un sombrero marrón o negro bastante gastado. La mayoría no llevaba medias mostrando parte de sus pies curtidos por el frío, pues sus zapatos como sandalias maltratadas permitía verlos.
Después de un penoso interrogatorio, donde más que responder a las preguntas, hacían señas y ademanes donde se podía entender que había habido una batalla campal, se escuchó al intérprete:
—¿Acaso parecían terroristas?
—No, parecían turistas, pero no debían haber venido a pie. Todo desconocido que venía caminando era terrorista para nosotros —relató el intérprete según lo que contestaron los comuneros.
—¿Eso han dicho?
—Sí.
—¡Dios mío!
—¿Y qué hicieron con ellos? ¿Dónde están?
Uno de los campesinos guió al grupo, por entre las chozas, caminaron por algunos pasajes solitarios, solo el silbido del viento los acompañaba. Llegaron a un descampado, hasta un lugar donde se notaba que la tierra estaba removida. Cuando cavaron, allí estaban los cadáveres de los periodistas, enterrados los ocho, masacrados.
¿Cómo se habían convertido en asesinos? ¿Cómo es que se habían equivocado? El momento era casi irreal, silenciosamente penoso.
Cárdenas recordó que días antes del 26 de enero de 1983, el comando militar había informado sobre la muerte de un grupo de senderistas a manos de los campesinos. Fue entonces cuando un grupo de periodistas que cubría la información quiso confirmar si los hechos habían ocurrido tal como fueron narrados por la autoridad militar. Había mucho escepticismo.
Las voces decían que los policías les habían enseñado a reconocer quiénes eran terroristas y quiénes, militares. «Los primeros vienen a pie, mientras que los militares siempre lo harán en helicóptero», les habían dicho.
Cuatro meses después de la matanza encontraron en una cueva cercana al pueblo de Uchuraccay algunas pertenencias de los hombres de prensa, entre ellas, los rollos de la cámara de uno de ellos. Las fotografías registraban el encuentro con los campesinos y mostraban cómo más de cien campesinos, empleando palos, piedras y cuchillos como defensa, habían matado a los hombres de prensa. Una revelación póstuma.

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16 comentarios:

  1. Buenas, Charola.

    La que han liado los policías al decirles eso... Aunque los campesinos también tienen su parte de culpa por creerse todo lo que les dicen y no ser capaz de pensar un poco por ellos mismos.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    IreneR

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  2. Excelente y tan actual! La diferencia de interpretación de las actitudes según la cultura, la información limitada de un poder policial que no se sabe si lo hace a conciencia o por ignorancia del mundo que consideran ignorante... ¿la verdad? Me ha encantado. No ´se si es posible pintar mejor las diferentes concepciones del mundo en choque.
    Un abrazo

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  3. Encuentro que este relato encierra quizá una historia real o parecida. La diferente interpretación de un hecho por parte de varias personas nos lleva a "nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". salu2

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  4. Hola Charola.
    Hace muchísimo que no te leía. Me ha parecido una historia muy interesante pero, excesivamente, periodística. Me parece que ofrece mucha información sobre el choque de culturas pero le falta literatura.Tal vez debieras ahondar en el impacto que el lugar y los hechos provocan en Cárdenas.
    De cualquier manera, me ha encantado leerte.
    Saludos,
    M.L.Plaza

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  5. Hola Charola, para mí ha sido una agradable lectura. La historia sigue sucediendo en distintos puntos de la geografía latinoamericana. Hay un caso similar narrado por el escritor Germán Castro Caicedo en su libro "Colombia Amarga". Tu texto nos muestra una madurez en tus letras, la narración es excelente.
    Un abrazo.

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  6. Hola Charola! Como estas?
    Me pareció curioso que nuestros relatos empiezan bastante similares!
    Me gustó mucho el texto, se ve que te informaste bastante. Hasta llegué a pensar que es un caso real, puede ser?
    Las palabras del reto pasan muy bien y para nada forzadas. La idea me parece muy original. Muy buen trabajo.
    Felicitaciones y nos leemos!

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  7. Charola: Tu relato es de un asombroso realismo.
    Sigues mostrando capacidad para describir minuciosamente a las personas.
    El desenlace es conmovedor.
    Igual que Ma. Luisa y Carla Daniela, le vi rasgos de crónica, pero hay una excelente narración y a lo que hay que prestarle atención es a la cruda y dolorosa revelación de los horrores que “inocentemente” puede cometer una comunidad ingenua e ignorante mal conducida.

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  8. Me alegra leerte sobre el relato lo veo como una crónica escrita de un suceso,un saludo y nos leemos a la proxima.

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  9. Muchas gracias a cada uno de los que han comentado mi relato.
    Iré por los vuestros.
    Saludos.

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  10. Seguramente, nada hubiera pasado si ese pueblo sencillo no hubiese recibido esas “enseñanzas” tan llenas de prejuicios, advertencias que calaron hondo porque suelen realizarse por métodos terroríficos, no en vano desde la supremacía de los visitantes se los describe de manera despiadada. No solo son despreciados económica y físicamente. Culturalmente también : El pueblo no tenía ni los servicios más elementales, no había escuela ni centro de salud. "Los lugareños ni siquiera hablaban español, sino quechua...". ¿Cuántas experiencias adversas son necesarias para reaccionar de esta manera?.

    Un relato impactante y verosímil. Felicidades.

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  11. Hola Charola, la capacidad de descripción que posees enseña.

    Entre el título y "Una revelación póstuma" existe una filigrana de información entretejida con esmero para contar la historia. Estilo muy propio de ti.

    Te felicito: un abrazo y saludos.

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  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  13. ¿Qué tal Charola?:
    Yo, fiel a mis costumbres, sigo comentando los relatos de siempre.
    Este relato que como reto debía ser un viaje, tiene el título de viaje y, realmente cuenta un viaje, en este caso a ninguna parte porque el destino fue su tumba. Tenía al leerlo la sensación de que la historia me sonaba y que habías contado un hecho verídico y, efectivamente, así lo he corroborado porque fue un hecho histórico impactante. El libro ”Uchuracay, el pueblo donde morían los que llegaban a pie” da testimonio de ello. Creo que es importante recordar estos acontecimientos y tú lo has hecho muy bien contándolo en forma de relato. Como dicen Irene y Juana (de momento no he leído más comentarios a este relato, las culpas están repartidas).
    Por no perder mi costumbre correctora, te indico algo que yo cambiaría. En: “—Pe... pero.” Después de pero pondría otros puntos suspensivos.
    Como siempre, un placer leerte.
    Saludos.

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  14. Saludos, Charola

    Mucha gracias por continuar tu caminar literario ahora con nosotros.
    La historia es tan inversímil que solo podía ser real, e Isan lo ha corroborado. Ha sido crudo, duro, e innecesario, me refiero a la ignorancia del pueblo, la arrogancia de las autoridades, como si todo aquel que va a pie fuera un criminal y aquellos que no supieron ver la diferencia.
    La narrativa es muy periodística, basada en la información recolectada; pero concuerdo que para impactar al lector, es necesario meterlo en la piel de los protagonistas; por lo que se debe hacer uso de los sentidos y las emociones, aun con un narrador tan frío como uno omnisciente en tercera persona. Ahora, sabiendo que es una historia real, no puedo decir que me guste, porque tristemente personas fallecieron; pero si me orgullese que usarás esto para demostrar que seguimos con la misma ignorancia y arrogancia del siglo pasado. Mientras no seamos capaces de involucrar a las comunidades invisibles a los Estados, ellos vivirán en constante desconfianza y alerta.
    ¡Nos leemos!

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  15. Infinitamente agradecida con Labajos, Osvaldo Vela, Isan Y K.Marce y pasar por aquí Gigante de algodón.
    Voy por vuestros relatos.

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  16. Buenos días Charola:
    Gracias por pasarte por mi relato y dejar tu amable comentario.
    El tuyo me ha parecido una denuncia en toda regla, y tan duro como el mío, de los abusos y crímenes cometidos en esas comunidades minoritarias donde faltan infraestructuras, servicios primarios y elementales como; sanidad y educación.
    Has descrito muy acertadamente como son manipulados y sectariamente instruidos para que actúen ignorantemente en beneficio de aquellos que los oprimen y los excluyen como pueblo y como personas, llegando incluso a eliminar a los que solidariamente querían sacar a la luz los desmanes de las fuerzas gubernamentales y la falta de humanidad de esos gobernantes corruptos.
    Felicidades. Seguiremos leyéndonos en futuros retos.
    Para mi correcta identificación te diré que soy Vespasiano.

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