El reencuentro - Helena Sauras

REGRESAR A LA RECOPILACIÓN.

Helena Sauras
http://www.helenasauras.com

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Esteban Marín conoció demasiado pronto la hostilidad. Tuvo que abandonar el rancho donde había nacido para irse a vivir en un orfanato.

El único buen recuerdo de aquella época era el haber conocido a aquella niña de ojos claros e inquisitivos, que le descubrió todo un mundo. Esa niña, de nombre Irina, le habló por primera vez de Panluca. Un lugar exótico que contrastaba con la mugrienta realidad. Esteban lo idealizó con facilidad. Allí las amapolas eran blancas y las colinas protegían aguas cristalinas. No era fácil acceder, pero si lograbas hacerlo y te bañabas en aquel lago escondido, respirarías paz y olvidarías todo lo malo. Cuando les separaron y, cada uno se fue a vivir con una familia de acogida, se prometieron reencontrarse. Esteban duró poco en aquel nuevo hogar y fue cambiando de familia. Sus incontrolables ataques de ira hicieron que así fuera.

Al cabo de varios años, en que la disciplina que le aplicaron fue curtiendo su carácter, Esteban encontró trabajo como vigilante de almacén. Odiaba su larga jornada y el aburrimiento le llenaba todo el día. En su interior, mantenía viva una ilusión que era lo que le hacía resistir. Su mente aspiraba viajar. Por eso, estaba ahorrando para marcharse de allí y comprar un pasaje que le aproximara a Panluca.

Cuando reunió el dinero suficiente, se le quedó una cara de completo imbécil, que tardó en recomponer, porque descubrió que no existía tal lugar en el mundo. La chica del mostrador intentó animarle y le sugirió otros destinos. Esteban se fijó en las turistas que embarcaban en aquel momento y decidió seguirlas. Aquí empezó su obsesión con conocer personas extranjeras. Solo quería apartarse del país donde había nacido.
Viajó por muchos lugares y aprendió de ellos. De tanto viajar, ya no distinguía en qué continente estaba. Por la noche y en sueños, Irina le decía que no dejara de buscarla. Si cuando despertaba miraba las nubes, podía pensar que la niña, ahora ya mujer, se encontraba debajo del mismo cielo.

Un día en la plaza de un pueblo le pareció ver su sonrisa. Esteban se acercó a ella. Rápidamente la sonrisa desapareció. No era Irina, pero su parecido era abrumador. Aquella mujer se apartó de él mientras le decía:
—Lo que buscas nunca lo vas a encontrar.

Y quizá tenía razón. Esteban buscaba la felicidad de la infancia arrancada. Y no podía revivir el momento de calma que sentía cuando se reunía con sus padres en la misma mesa. Antes de que todo se acabara.

El niño Esteban había logrado escapar de las personas que mataron a toda su familia. A veces, se maldecía por eso mismo y entraba en el paraíso de la contradicción.
Tras varios años de búsqueda inalcanzable, acabó regresando a su país y abandonó su ilusión. El momento de hacer innumerables viajes había pasado. Pasó el tiempo y envejeció. Ahora dormía mucho y ya no soñaba.

Una tarde calmada por fin pudo conocer Panluca. El paisaje ahora ya era idóneo para recibirlo. Irina lo esperaba al otro lado del lago. Lo cruzó nadando para reencontrarse con ella. Llovieron pétalos de blancas amapolas al cruzar el umbral y alcanzar la otra orilla.
—¿Lo ves? Te decía la verdad.
Y Esteban cogió la mano de su amiga para emprender juntos otro viaje hacia la eternidad.

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8 comentarios:

  1. Buenas, Helena.

    Me ha gustado tu relato, me ha parecido muy bonito y, de alguna manera, enternecedor. Al final sí que existía el lugar, pero el requisito para encontrarlo era algo que solo se puede pagar una vez en la vida.

    Buen trabajo.
    Nos leemos.
    Un saludo.

    IreneR

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  2. Hola Helena, me gustó tu relato en especial la idea de que el buscó incansablemente a Irina hasta que finalmente llegaron a estar juntos eternamente. Lo único que siento que le falto un poco fue en la parte donde explicas que se encuentra con alguien parecida a Irina y esta le dice que no encontrará lo que busca. No siento como que hablara tanto tiempo con ella como para explicarle a quien buscaba y me parece mas bien algo que sucedería en un sueño, donde en el subconsciente del protagonista surgiera esa idea de que no la encontraría, algo a lo que se rehusaba a admitir.
    Saludos.

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  3. Hola Helena!
    Que lindo tu relato, triste y duro, pero romantico. Elegiste una buena y original historia para este mes.
    El unico comentario que me queda por hacerte, es porque la chica que el confundio con Irina le dijo tal frase, es un poco fuerte y especifica para decirle a un desconocido que se te acerca. O sera que esa persona conocia mas la historia? O hay algo que me perdi?
    Gran trabajo!! Saludos y nos leemos!

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  4. Hola Helena.
    Bonita y triste historia. Muy sutil la forma de mencionar la muerte de Esteban.
    Como Carla, tengo la sensación de que la mujer que encuentra es un elemento importante de la historia que, por algún motivo, deja pasar.
    En la parte formal, he visto que repites palabras muy cerca: aquella,sonrisa, pasado y pasó. En la frase se prometieron reencontrarse, sobra el primer se.
    Saludos,
    M.L.Plaza

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  5. Hola Elena:
    Has sabido reflejar toda una vida en poco más de quinientas palabras. Le has dado un tono poético, especialmente emotivo me ha parecido el encuentro con Irina para ir a Panluca. Una muerte dulce y placentera como jamás había sido su vida.
    En lo formal te señalo alguna cosa que yo revisaría, respetando que, si las has puesto, es porque te gustan. Que no digo que estén mal
    Hay algunas palabras que se repiten estando próximas: Al principio del primer y segundo párrafo “conoció” y “conocido”. En el segundo párrafo “aquella época y aquella niña y aquel lago”.
    “Allí las amapolas eran blancas.” Para mi gusto suprimiría “Allí” por innecesario porque ya nos hemos situado dónde estamos.
    “…para irse a vivir en un orfanato.” Creo que mejor sería “para irse a vivir a un orfanato” ya que el verbo que marca la pauta es irse, luego se tiene que ir “a”. Si fuera dónde va a vivir, estaría mejor “en” un orfanato. Quizás estoy rizando el rizo.
    “Cuando les separaron y, cada uno…” Después de la ye sobra la coma. Si quieres marcar el inciso podrías poner la coma antes de la ye.
    “—Lo que buscas nunca lo vas a encontrar.” Esta frase se me hace extraña en una persona que no conoce de nada teniendo en cuenta que está en el mundo real, que no es una ficción.
    “El niño Esteban había logrado escapar…” Para mi gusto me parece que está demasiado avanzado el relato como para aportar este nuevo dato acerca del asesinato de su familia. Circunstancia importante que marca el devenir de su vida.
    “…hacer innumerables viajes había pasado. Pasó el tiempo…” “pasado” y “pasó”.
    Bueno, un relato estupendo. Si algo de lo dicho no te gusta, tenlo por no dicho.
    Un saludo.

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  6. Elena, no te daré lecciones de como no debiste escribir tu relato, cada cual es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios, pero tantas desilusiones y desgracias para llegar al inexorable final que a todos nos aguarda, es una grossen putaden. salu2

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  7. Elena tanto viajar, y sufrir para ir a parar sonde vamos todos ,De la muerte nadie puede escapar,. asta quizás sea un paso a otro lugar. Un saludo

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  8. Es un cuento bonito, triste, pero bonito. Al final ella había muerto, probablemente hacía mucho.
    Tendrían que haber mantenido el contacto, haberse escrito. Pero bueno, quien de niños no ha conocido a alguien en alguna circunstancia de quien luego no ha sabido en la vida.
    Por cierto, me has hecho poner en google "Panluca" :)
    Saludos

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