Recuerdos de familia- Hilda G.M.



Hilda G.M.

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Si me preguntaran qué recuerdos tengo de mi infancia en la casa de mi abuela, les hablaría de una noche que pasé sin dormir, oyendo cómo el viento zarandeaba las ventanas y lanzaba pedruzcos contra el tejado. Y si me pidieran más detalles, únicamente podría agregar la sensación aquella de estar acostado, solo, como si nadie más hubiera en la casa, mientras el viento parecía buscar alguna rendija para alcanzarme.

Mi madre contaba que mi fobia a las escaleras de caracol viene precisamente de los tiempos en que vivíamos con la abuela; decía que yo era un bebé demasiado activo y que un día casi me mato al intentar bajar gateando por una de esas escaleras que había allí. Yo, la verdad, no me acuerdo ni de la escalera ni del accidente.

Lo curioso es que nunca volviéramos a visitarla, como si la abuela o la casa misma tuvieran algo de culpa. Era yo muy chico todavía cuando mis padres se divorciaron y mi madre, por lo visto, decidió llevarme lo más lejos que pudo de la familia paterna.

Luego crecí, me fui de casa para estudiar en la capital y ahí me casé, pero cuando mi ex y yo nos separamos, decidí volver a vivir con mi madre que ya se veía algo cansada. Han pasado ya unos quince años desde entonces. Nunca me hubiera puesto a pensar en la casa de mi abuela, ni en esa época de mi vida, si no fuera porque ayer, cuando sentía que se estaba muriendo, mi madre me confesó que la abuela le había escrito cuando yo era estudiante y que en su carta pedía que la visitara, que no quería morirse sin verme. Mi madre me rogó que la perdonara por no haberme dicho nada de eso, ni siquiera cuando se enteró de la muerte de la abuela.
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20 comentarios:

  1. Hola Hilda:
    No sé si interpreto bien: ¿sería algo así como las vueltas de caracol de la vida? No logro liar mucho lo que le pasa al personaje con las culpas de su madre. O no entendí o él no extrañó demasiado a su abuela, ni pidió por ella, ni le pareció que en algún punto de su vida ella o la escalera de caracol hubieran sido determinantes. Me parece que por ahí falta algo; tal vez no he sabido verlo. Está el clima de los recuerdos.
    Felices Fiestas.

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    1. Hola, Juana.
      Muchas gracias por tu comentario. Felices fiestas también para ti.
      Hilda

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  2. Hola Hilda
    Creo que es tal como cuentas, la separación de la pareja suele crear un abismo entre abuelos y nietos. Lo que recordamos de pequeños es muy vago sin un complemento que nos ayude.
    También las separaciones pueden provocar reencuentros en rupturas que han producido. Y además las cosas suelen decirse muy tarde…
    El relato es muy bueno. Creo que adolece de algunas imprecisiones de forma que debes pulir. Hay frases muy largas. Quizá leyendo en voz alta como suelen aconsejar…
    Saludos

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    1. Hola, Marcos.
      Muchas gracias por tu comentario. Lo que dices es precisamente lo que deseaba contar, tomaré en cuenta las sugerencias que haces.

      Saludos y felices fiestas,
      Hilda

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  3. Hola, Hilda, me parece muy bueno tu cuento. Está muy bien tratada esa concepción moral e, incluso religiosa, de las familias en las que por un malentendido o un conflicto surgen barreras que crecen con el tiempo y después parecen insuperables. Enhorabuena.

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    1. Hola, Ocitore.
      Muchas gracias por tu comentario. Pasaré a leer el tuyo.

      Un saludo,
      Hilda

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  4. Hola Hilda. Por aquí vengo a devolver tu amable visita.

    Me ha gustado mucho tu relato. Me da la impresión que en esa trama, creo que en espiral, en la que desarrollas la historia; cada circunvalación se ancla en un recuerdo diferente de la vida del protagonista. Con un pesar final que brota al percibir que aunque él mismo apenas recuerde a su abuela, ella no le olvidó nunca hasta su muerte. Y sin embargo quien tan bien le protegió, su madre, le privó de ser querido por la abuela que no dejó de pensar en él durante toda su vida. Y al acabar tu relato, me pregunto, recordando la letra del cantautor…

    “A dónde irán los besos que guardamos, que no damos
    dónde se va ese abrazo si no llegas nunca a darlo”

    Saludos, nos leemos y felices fiestas.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Apuntador Mudo. Felices fiestas.

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  5. Vaya Hilda, recuerdos que nunca debieron haber nacido por la no generación de los hechos que los produjeron. salu2 y Feliz Navidad

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    1. Así es, Amilcar. Si le preguntáramos, nos contaría; pero si no lo hacemos... Muchas gracias por tu visita. Felices fiestas.

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  6. Hola Hilda, por fin estoy en tu “Recuerdos de familia”.
    Por lo pronto, una voz masculina.
    Es curioso la manera en que atesoramos recuerdos de nuestra infancia; a veces es por un trauma (las escaleras de caracol), que aunque no lo recuerda el hombre, su fobia está más que justificada.
    Al pedrusco hay que quitarle la zeta.
    Por lo demás, una historia que me habría gustado que fuera un poco más extensa, se me ha quedado algo coja, será porque soy curiosa y no me gusta que me dejen a medias...tenías la posibilidad de hacerlo puesto que el reto es de 750 palabras, así que solo queda imaginar si se produjo el encuentro con la abuela, cómo fue, si le contó algo más de la historia familiar.
    Muchísimas gracias por tus generosos comentarios a mi aporte, y te deseo unas felices fiestas Hilda.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Tara. Lo del pedrusco se me fue, gracias por indicármelo. En cuanto a la longitud y los detalles de la historia, pensaré en la posibilidad de alargarla, aunque yo tiendo a los micros ;) Felices fiestas.

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  7. Hola Hilda, no quiero dejar de pasar de leer tu relato aunque esté tan lejos de mi lugar. Esta vez he empezado por arriba. Te cuento que me es muy familiar la historia, más de lo que quiero, tal vez porque murió mi madre y me trajo los recuerdos de mi abuela. Muestras la realidad de muchas familias. Tal vez, al igual que Tara, me quedo con ganas de más, tal vez descripciones de los personajes, detalles de ellos, insinuaciones. La historia está clara. Un abrazo y feliz año nuevo

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    1. Hola, Emerencia.
      Muchas gracias por pasar y comentar mi relato. Felices fiestas.

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  8. Hola Hilda. No se por donde comenzar pero tengo la sensación que a la historia le falta ,algo por ejemplo la causa ,que ¿fue lo que alejo a la familia? Felices fiestas y buen año .José María

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    2. Hola, José María.
      Muchas gracias por tu comentario. En mi texto, no hay una causa "objetiva" porque se supone que es el mismo personaje el que nos narra la historia y él no lo tiene claro, solo supone que fue su madre la que decidió alejarlo de la familia paterna.
      Saludos y felices fiestas.

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  9. Hola Hilda, soy Gina D'Algo.

    Me ha gustado mucho tu historia por ser real como la vida misma. No me parece que le falte nada.
    Es una pena que en muchas separaciones o divorcios uno de los padres prive a sus hijos del cariño y las enseñanzas de los abuelos de la otra parte... Pero tristemente, así ocurre… Como se ve en el caso del protagonista de tu relato, para quien la abuela paterna era inexistente…

    En cuanto a lo formal comentarte solo un detallito. Para mi gusto has utilizado el monosílabo “ya” dos veces muy seguidas: “…decidí volver a vivir con mi madre que YA se veía algo cansada. Han pasado YA unos quince años desde entonces…”

    Muy buen trabajo Hilda.

    ¡Te deseo una Feliz Navidad y un Estupendo Año Nuevo!

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    1. Hola, Gina D'Algo.
      Muchas gracias por tu comentario. Trataré de corregir lo que me indicas.

      Que pases felices fiestas.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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