LA FÁBRICA DE PASTELES ARTESANOS - Amaranto



Amaranto

https://seraseras.blogspot.com/

Para comentar este texto usa una cuenta de Gmail, o el servicio anónimo o Nombre/URL. Si utilizas estas opciones, no olvides indicar tu seudónimo o tu nombre con el que has publicado, para que puedan visitar tu relato.

***
Me contaron que hace mucho tiempo, en una ciudad vivía un humilde artesano dedicado a crear auténticas obras de arte, se trataba de un alfarero bastante diestro a la hora de dar forma con sus manos al barro que pacientemente modelaba. Aprendió a extraerlo, limpiándolo y sobándolo a fin de obtener las pellas apropiadas para el rotativo trabajo en un torno de uso artesanal de la mano de su padre y antes de su abuelo. La alfarería era muy popular en muchos kilómetros a la redonda, pues muchas de sus piezas se habían convertido en artículos decorativos y objetos muy apreciados por los coleccionistas.
Sin embargo fue envejeciendo y murió consternado por el sufrimiento que le produjo el rechazo de su hijo a continuar con la tradición familiar. Sus esfuerzos por mantener a flote la prestigiosa calidad de sus creaciones, lo mismo que la leyenda que sus ancestros se encargaron de instaurar a lo largo de más de un siglo, se desintegraron como una enorme pompa de jabón al calentarse.
Miguel, el hijo del finado, prefirió vender el negocio familiar y con las ganancias obtenidas montar una fábrica de pasteles artesanos, dando trabajo a jóvenes desempleados e ilusionados por labrarse un futuro en su reciente empresa. En honor a su padre colgó un retrato suyo en una de las paredes encaladas del interior del edificio y con el transcurrir de los años llegó a ser el mejor fabricante de la zona, en consecuencia, su producción batió record de ventas.

----------------------------------------------

Cada mañana éramos sometidos a la misma rutina, los obreros una vez engrasadas las máquinas, se ayudaban de ellas para mezclar nuestros ingredientes, amasarlos, hornearlos, trocearlos y finalmente rellenar nuestras esponjosas estructuras, colocándolas una sobre otra formando capas, con cremas, frutas, frutos secos, licores, etc. Finalizada su función, nos dejaban solos encima de enormes bandejas metálicas porque según decían, teníamos la temperatura alta y nos debíamos enfriar, algo que a mi familia le costó mucho acostumbrarse a tan bruscos e inesperados cambios.

Todo marchaba como la seda, hasta que una aciaga mañana un vendaval de escolares acudió de visita junto a algunos adultos, aquello supuso una «guerra» en el sentido literal de la palabra.
La presencia de una ráfaga de viento acompañada del agudo griterío de niños a nuestro alrededor nos sobresaltó de tal forma, que comenzamos a sentirnos presos del pánico.

Un niño pecoso y mofletudo de cabello cobrizo se nos aproximó, tenía las pupilas chispeantes, su mirada irradiaba luz y una alegría exagerada, puesto que nada más pegar su nariz en nuestras frágiles cabezas ya temimos lo peor, tal y como ocurrió... Levantándonos con sus manitas en el aire nos lanzó disparados hasta el rostro paliducho de otro crío enclenque y tímido, al que le llamó "nenaza". Este, a su vez comenzó a llorar desconsoladamente y un grupo de niños repitió la misma "hazaña" soltándonos a merced del viento para acabar estrellándonos en distintas caritas infantiles o aterrizando contra las baldosas del suelo, a donde fue también a parar nuestro propio "regimiento de defensa", por lo que semejante encuentro escolar se transformó en toda una desgraciada "carnicería" con centenares de víctimas esparcidas por aquel improvisado "campo de batalla" dejando un gran reguero de muertos, que ni siquiera pudieron recibir un honroso funeral.

Una de las madres de aquella jauría infantil, apareció por una de las puertas del habitáculo donde permanecían los niños, sosteniendo en sus brazos a su tierno y sonrosado bebé. Su boca se abrió exageradamente, gritándoles: "¡Ya basta... estáos quietos de una vez!" Sus ojos parecían salirse de sus órbitas, mientras las venas del cuello se le dilataron extraordinariamente.
Algunos trabajadores también acudieron al oir los gritos de la madre, lo que fue subiendo la tensión de los presentes y obligó a parar la cinta transportadora por la que se iban deslizando los envases que otros empleados se encargaban de rellenarlos con tan suculentos productos artesanos.

Rápidamente la presencia de los profesores frunciendo el ceño y arqueando las cejas les dejó paralizados. Sus miradas les escudriñaban advirtiéndoles con el rostro malhumorado que todos serían sometidos a un riguroso castigo, les dejarían sin salir al recreo durante una buena temporada.

Un pequeño caracol, que casualmente había presenciado la catástrofe, se colocó justo debajo de la suela del perverso agitador mofletudo, pecoso y de cabello cobrizo, de tal manera que lo obligó a dar un traspié, cayendo de bruces y partiéndose varios dientes, lo que le provocó un fuerte sangrado en la boca y la risa de sus compañeros.

20 comentarios:

  1. Hola Amaranto, por proximidad me ha tocado comentar tu relato.

    Hay algún desliz con alguna tilde como en: record, estáos y oir.

    Después de leer tu relato el cual me ha parecido muy entretenido, tengo la impresión de que podrían ser dos relatos totalmente independientes y autónomos, funcionando cada uno de ellos perfectamente sin la compañía del otro. Bajo mi humilde opinión tienen claros tonos diferentes, protagonistas y puntos de vista, tampoco comparten conflicto ni resolución del mismo. Pero así tal como lo has planteado se complementan, el primero da la impresión que hace de historia de fondo y antecedentes; por otro lado el segundo desarrolla la historia que marca el reto de este mes. Pero ya te digo que es una impresión muy personal.

    La primera parte me da la impresión que tiene un inicio de cuento clásico, que le viene muy bien para darle un ambiente adecuado al conflicto generacional en la continuación de la tradición familiar de la alfarería.

    En la segunda parte, me da la impresión que aún percibiéndose como otro cuento, el enfoque es diferente. La fantasía lo perfuma todo al ser relatado en esa primera persona plural que protagonizan los diferentes pasteles, o eso he creído entender. Con un tono belicoso que refleja muy bien la importancia que para los pasteles tiene la catástrofe protagonizada por los niños.

    La reacción final del caracol provocando la caída del agitador pelirrojo, me ha dibujado una dulce sonrisa.

    Me ha gustado tu relato y he disfrutado con su lectura.

    Nos leemos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Amaranto. Me alegro mucho verte por aquí compañera. Me guardo tu fábrica de pasteles a buen recaudo no sea que venga algún goloso... y mañana te digo con calma.
    Un abrazo de los fuertes. Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  3. Ya estoy por aquí. Vamos a por tu fábrica de pasteles:

    LA PRIMERA PARTE narrada en un tono clásico, algo que me encanta, pues no debe quedar en el olvido la manera tradicional, de donde parten los cuentos y las leyendas, el boca a boca, el “me contaron”. Cuando la mayor parte de la gente no sabía leer el contador era imprescindible, y en torno a él se reunía el pueblo ávido de historias.

    Dicho esto, querida Amaranto, LA SEGUNDA PARTE me descoloca un poco. Tiene razón la observación del compañero mudo (no tan mudo), en que ambas partes pueden funcionar (funcionan) como relatos separados. A mí me ha costado algo pasar a la primera persona plural, otro tono, otra forma, otra historia (ninguna de las dos están mal contadas, todo lo contrario), es una percepción personal. El tono risueño de la segunda, los niños, los dulces, la batalla campal, el caracol... es más ligera, cercana, casi diría humanizada.

    Sea como sea, en ambas facetas nos has instruido sobre trabajos artesanos. En una sobre la alfarería; en la otra sobre pastelería y cumplen el reto propuesto.

    Un abrazo compañera escritora.

    ResponderEliminar
  4. Ay Amaranto, si leo los comentarios, me pierdo. Yo veo dos historias y la segunda, muy acorde con el desmadre actual en el cual los y las escolares, son unos tiranos irresponsables a los cuales se les permiten todos los caprichos. salu2 y dulces fiestas, yo solo pasaba por aquí.

    ResponderEliminar
  5. Hola Amaranto (se me hace raro sin «Estrella») me alegra un montón verte por aquí y ofreciendo tus historias tan entretenidas y personales.
    Has elaborado un relato coral, compuesto en dos partes, La primera más seria, con un estilo que me recordó a un cuento de los de antes con moraleja incluida. El segundo un cómico y enrevesado relato, donde combinas el surrealismo de unos pasteles narradores en un día donde su vida se convierte en una batalla mortal.

    Al principio me parecieron dos relatos dispares, pero después traté de encontrar la relación. En el primero, el protagonista "murió consternado por el sufrimiento que le produjo el rechazo de su hijo a continuar con la tradición familiar", y en la segunda unos niños provocan el caos, incluso al final, el niño que empieza la batalla sufre un traspiés, el karma hizo de las suyas: primero murieron los pasteles que reemplazaron a las obras de arte y luego el propio niño sufrió el traspiés del caracol.

    En la forma, me parece muy bien escrito, con unas narraciones precisas y cuidadas, y, aunque la historia cambie de una parte a otra, (en una cuentas una larga vivencia y en la otra una escena) el narrador está bien enlazado.

    En cuanto a si me gustó, sí, me gustó mucho, casi más que leerte por aquí, tu prosa e imaginación son muy especiales.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola Amaranto ,yo la verdad no se que decirte ,por un lado las historias están bien escritas pero no encuentro el nexo de unión entre ambas; por lo cual son dos relatos totalmente distinto y más si los separas como as echo " ----------" no tengo ni idea si esta bien o no ,si alguien lo aclara me ahorra investigar sobre el tema. Felices fiestas y prospero año. José María

    ResponderEliminar
  7. Hola Amaranto.

    Me gustó mucho la historia, para empezar el origen de la pastelería es genial, y la idea de que el pastel cuente con la historia me gustó muchísimo. sólo me quedé con las ganas de que el caracol vengador, pronunciase alguna frase épica, ¡Saludos y Felices Fiestas!

    ResponderEliminar
  8. Saludos, Amaranto

    Me toca leer y analizar tu texto tal como lo pide el taller. Disculpas por el atraso de mi presencia, ya obligaciones de temporada me mantienen un tanto alejada, pero aquí estoy.

    Como siempre, se analiza la forma, el contenido y la opinión personal:

    Forma: has tenido una escritura cuidada, no me ha resaltado a grandes rasgos algunos errores que me piquen los ojos.
    Sobre el uso del "espaciador", (que en realidad se llama "salto de escena duro o rígido), se usará únicamente tres símbolos, o uno peculiar (◙). Por lo general, en edición, se usan los asteríscos (***) o la raya central (---) (___) siempre al centro del texto entre los párrafos a separar.

    Pienso que hay frases que se deben omitir las comas, ya que estas hacen lenta la lectura. También hay frases muy largas. Una frase no debe contener más de veinte palabras para la fácil comprensión del lector y que no pierda el aliento cuando lea en voz alta. Por ejemplo:

    Cada mañana éramos sometidos a la misma rutina, los obreros una vez engrasadas las máquinas, se ayudaban de ellas para mezclar nuestros ingredientes, amasarlos, hornearlos, trocearlos y finalmente rellenar nuestras esponjosas estructuras, colocándolas una sobre otra formando capas, con cremas, frutas, frutos secos, licores, etc. (cuarenta y un palabras)

    >> Se sugiere dividir una oración larga entre cortas y medianas, separándolas con punto y seguido, alternando la puntuación, etc., para facilitar la lectura y comprensión de la misma.

    Cada mañana éramos sometidos a la misma rutina. Los obreros, una vez engrasadas las máquinas, se ayudaban de ellas para mezclar los ingredientes. Amasarlos, hornearlos, trocearlos y finalmente rellenar nuestras esponjosas estructuras, colocándolas una sobre otra, formando capas con frutas, cremas, frutos secos, licores, etc.

    *Se cambia la estructura del párrafo. Se eliminan las palabras repetidas (nuestro/a), y se separan las palabras con fónetica igual (frutas/frutos); así el lector puede ir separando las ideas, sin perder la escena.

    Contenido: Debo decir que cuando leí la primera parte, esperaba que se fusionará con la segunda cuando vi el salto de escena duro. Pero a mi parecer (y el de otros, según leí en los comentarios), parecen como dos historias separadas. En mi caso particular, la primera parte no le aporta nada a la segunda. La historia de los humanos, no afecta en nada a la de los pasteles con conciencia; porque eso puede ocurrir en cualquier pastelería, ya que no es un fenómeno que ocurra a mi entender solo en esa en particular (ene se caso debería indicarse de ser así). La segunda parte, al inicio me fue confusa, pero a medida que leía comprendí quienes hablaban. Me pareció gracioso dotar de humanidad a cosas tan inanimadas. Las palabras obligadas me parecieron bien; menos la palabra bebé que parece si o si que debía ir con una madre. Lo que sí me parece inverosímil es que los niños se hubieran quedado solos una buena cantidad de tiempo y que si no fuera por esa madre, los maestros ni se enteran. A nosotros, que éramos como cuarenta, una sola maestra nos controlaba con la mirada...
    La introducción del caracol me alegró que no terminará pisoteado, sino que él le pusiera un estampón al travieso del niño cobrizo.

    Opinion personal: honestamente, disfruté la parte dos, y la uno, no mucho. Si el relato fuera mío lo descartaría y ahondaría un poco más en explicaciones del porqué los niños visitan la panadería y porqué fueron dejados solos. Pero la historia es tuya, y creo que tu la miraste con ojos más amplios que los míos.
    ¡Nos leemos!
    K.Marce

    ResponderEliminar
  9. Hola Apuntador:
    Un placer saludarte y agradecer tus interesantes sugerencias. Ahora paso a responderte:
    1.- Efectivamente has localizado con precisión mis tres palabras mal acentuadas.
    2.- Sí, no me extrañan tus observaciones puesto que el fallo más grave que he tenido, es no haber llegado a transmitiros que el narrador es un pastel, por lo que ambas partes quedan un tanto inconexas para el lector.
    Sobre la idea de cada escena, más que parte diría yo, encaja en lo que me comentas: "el primero da la impresión que hace de historia de fondo y antecedentes; por otro lado el segundo desarrolla la historia que marca el reto de este mes. Pero ya te digo que es una impresión muy personal."
    Esa primera escena narra ese recorrido histórico de la familia artesana, es decir plantear los antecedentes de esta historia y luego la segunda escena (más que parte), sitúa al lector en el presente, donde ya el narrador (pastel) va explicando como se desarrolla su "jornada" diaria en la fábrica.
    Por lo demás te agradezco el tono tan cordial con el que generosamente me haces partícipe del mensaje que has recibido tras tu atenta lectura.

    Muchas gracias Apuntador. Nos leemos.
    ¡Felices Fiestas y Próspero 2020!
    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Querida Isabel, ¡qué alegría encontrarte por aquí también!
    Paso a responderte a esos puntos que me comentas:
    1.- Vuelvo a repetirme, el no haber marcado suficientemente claro quien es el narrador, parece que también te ha confundido.
    Te remito al comentario que termino de hacerle al compañero Apuntador para aclararte este asunto.
    2.- ¡Claro! te has descolocado porque seguramente no sabes quien está contando esta segunda escena.
    Estoy segurísima que ahora con mi aclaración si lo vuelves a leer ya te encajarán las piezas mucho mejor.

    Mil gracias por tu atenta lectura y observaciones completamente acertadas, además de la amabilidad con la que me has hecho partícipe del mensaje que te ha llegado. Me alegro habere instruido sobre los trabajos artesanos. (aquí irían sonrisas).

    Un abrazo muy fuerte compañera y buena escritora.




    Querida Isabel, ¡qué alegría encontrarte por aquí también!
    Paso a responderte a esos puntos que me comentas:
    1.- Vuelvo a repetirme, el no haber marcado suficientemente claro quien es el narrador, parece que también te ha confundido.
    Te remito al comentario que termino de hacerle al compañero Apuntador para aclararte este asunto.
    2.- ¡Claro! te has descolocado porque seguramente no sabes quien está contando esta segunda escena.
    Estoy segurísima que ahora con mi aclaración si lo vuelves a leer ya te encajarán las piezas mucho mejor.

    Mil gracias por tu atenta lectura y observaciones completamente acertadas, además de la amabilidad con la que me has hecho partícipe del mensaje que te ha llegado. Me alegro haberte instruido sobre los trabajos artesanos. (aquí irían sonrisas).

    Un abrazo muy fuerte compañera y buena escritora.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola de nueva querida Estrella. Ahora, sabiendo que es un pastel quien narra la historia, y en una segunda lectura, me casan las dos partes. Aunque si somos unos cuantos lectores quienes no lo hemos logrado ver, creo que deberías haber puesto alguna clave, alguna pista más, para que lo percibiéramos con mayor claridad. Cuando escribimos, tú lo sabes bien compañera, vemos en nuestra cabeza con claridad todo el entramado, pero hay que poner algunas miguitas de pan para que pillen o pillemos los lectores el camino.
      Totalmente de acuerdo contigo en la exposición sobre el número de palabras que debe llevar una frase. Desde luego no se puede cuantificar con exactitud porque la literatura no es una ciencia exacta. Hay multitud de ejemplos, añado saramago a tu lista de escritores, y aplaudo tu discurso en ese sentido.
      Un abrazo cariñoso y nos vemos por aquí, o por allá ;)

      Eliminar
    2. Mil gracias querida compañera, por responderme ahora que ya sabes quien es el narrador de esta historia. Como ya te anunciaba estaba convencida de que tras mi aclaración te encajarían todas las piezas.
      Por supuesto que asumo completamente mi fallo, lo que me obligará a reescribir este texto cuando lo publique definitivamente en mi blog.
      Tienes toda la razón del mundo en aconsejarme haber dejado más pistas o alguna clave. ¡Claro que hay que dejar esas miguitas de pan para que vosotros, los lectores, captéis las ideas al vuelo!

      Me alegro mucho que también coincidas en mi exposición en cuanto al concepto acerca del número de palabras que debe llevar una frase. Es algo que no todo el mundo lo tiene muy claro después del insistente embrollo que existe en torno a este tema y que practicamente acostumbra al lector a dárselo todo "masticado".
      Efectivamente Saramago tampoco era partidario de escribir con frases muy cortas. Como ya aclaré no hay ninguna norma al respecto.

      Muchas gracias Isabel por tus consideraciones y buenos consejos.

      Un abrazo con cariño y por aquí andaremos o por donde se tercie, pero encantada de leerte siempre.


      Eliminar

  11. Amilcar, comprendo las razones para no perderte leyendo comentarios, de ahí que yo te remita a las respuestas que ya he dado a los compañeros que te preceden y así evito reiteraciones.
    Sí, esa segunda escena refleja ese desmadre general que los profesores solemos soportar cuando llevamos a nuestros "niños" o alumnos a visitar alguna fábrica de similares características, es decir, donde los productos son codiciados en exceso y pierden completamente el control, aunque nosotros los educadores ya les hayamos advertido previamente a la visita de evitar desórdenes de este tipo.

    Un placer intercambiarnos puntos de vista tan similares.

    ResponderEliminar
  12. Hola amigo Pepe:
    Un placer encontrarte por aquí también e intercambiarnos puntos de vista.

    Mi idea fue crear esas dos escenas de las que ya he comentado a otros compañeros.
    Está claro que la segunda escena está mejor construida pues ya veo que te ha resultado fácil descubrir quien es su narrador, cosa que con la primera no he llegado a plasmar.

    Efectivamente, en la primera escena ese mundo artesano del padre del actual dueño de la fábrica, quiere transmitir ese mensaje del sufrimiento del alfarero al comprobar que todos sus desvelos por transmitirle el oficio a su hijo, no le han servido de nada, con lo que el negocio familiar cesará con su muerte.
    Con el fin de no resultar reiterativa simplemente confirmarte que has deducido muy bien el contenido de la segunda escena.
    Pues si a ti te ha resultado coherente el enlace de una escena a otra y el narrador tampoco te ha planteado problema de comprensión, ya me doy por muy satisfecha y agradecida.

    Compruebo con satisfacción que ya tienes muy claro mi estilo de escribir combinando prosa con esa imaginación surrealista que me caracteriza. Gracias por ser tan buen observador.

    Un fuerte abrazo.
    ¡Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo!

    ResponderEliminar
  13. Hola Jose María:

    Un placer saludarte y agradecerte tu sinceridad a la hora de plantearme tus observaciones, que para no aburrir al resto de compañeros simplemente te remito a leer lo que ya les vengo comentando a otros compañeros.
    Ese separador "------", en realidad se llama salto de línea o de escena y se suele escribir con tres asteriscos, rayas o una raya amplia, pero aquí el programa que tiene la web no me permitió dejarlo centrado.

    Te deseo unas Felices Fiestas navideñas y Próspero Año 2020!!!!!

    ResponderEliminar
  14. Hola Herbert:

    Encantada de saludarte. También te quedo muy agradecida por todo cuanto me comentas, pero lo que más me ha gustado es lo de la frase épica que debía haber pronunciado el genial caracol... ja, ja, ja... Lo tendré presente para otra oportunidad.

    Cariñosos saludos y Felices Fiestas para ti también.

    ResponderEliminar
  15. Hola K.Merce's Corner:
    Encantada de saludarte y te agradezco infinito tu atenta lectura así como todas tus observaciones, que respeto pero que no todas comparto.
    1º.- Con todo mi respeto, no se llama salto de "escena" sino de "línea" y se utiliza para separar las escenas.
    Sí, habitualmente se escribe tal y como me sugieres. No obstante el formato de esta web no me permitió centrar estas rayas.
    2º.- Discrepo respecto a lo que me comentas: "Una frase no debe contener más de veinte palabras para la fácil comprensión del lector y que no pierda el aliento cuando lea en voz alta."

    Con mi mejor ánimo te aseguro que no hay una norma para este fin, el límite entre la claridad y la ambigüedad o la obscuridad varía de oración a oración. Una idea puede admitir, en la oración que la expresa, más palabras que otra, y cuántas quepan en ella depende enteramente de la idea de que se trate. Cada párrafo lleva su propio ritmo y llegar a un buen resultado depende de la experiencia y creatividad del escritor para lograr que las ideas que intenta trasmitir sean coherentes.
    Es verdad que abundan las sugerencias a la hora de recomendar oraciones cortas para que la atención del lector no se disperse y comprenda mejor el texto. Sin embargo, está el ejemplo del "Otoño del Patriarca", que a pesar de tener pocos puntos para mí es una obra de arte, el mejor libro de los pocos que he leído. También Cortázar utiliza muy pocas pausas en algunos cuentos, y, si mal no recuerdo, hay uno del mismo García Márquez, El Último Viaje del Buque Fantasma, en el que utiliza este estilo, y no por eso deja de ser un gran libro.
    En ocasiones, hacer pocas pausas puede facilitarle al escritor a generar tensión en el lector, algo de vértigo saludable. Sin embargo hay que tener mucha habilidad para no excederse de lo absurdo a lo vulgar. Se trata de práctica el saber cuando la oración pide o no esas pausas.
    Analizando por ejemplo uno de los cambios que has incluido en el párrafo original: "Cada mañana éramos sometidos a la misma rutina, los obreros una vez engrasadas las máquinas, se ayudaban de ellas para mezclar nuestros ingredientes, amasarlos, hornearlos, trocearlos y finalmente rellenar nuestras esponjosas estructuras, colocándolas una sobre otra formando capas, con cremas, frutas, frutos secos, licores, etc."
    Por este otro: "Cada mañana éramos sometidos a la misma rutina. Los obreros, una vez engrasadas las máquinas, se ayudaban de ellas para mezclar los ingredientes. Amasarlos, hornearlos, trocearlos y finalmente rellenar nuestras esponjosas estructuras, colocándolas una sobre otra, formando capas con frutas, cremas, frutos secos, licores, etc."

    Cambiar esa estructura supone cambiar también la idea, ya que el narrador es un pastel y de ahí que utilice esos posesivos: "nuestros" y "nuestras", de modo que al eliminarlos del texto queda ambigua la intervención del narrador.
    3º.- En cuanto a que la primera parte no aporta nada a la segunda si te doy la razón, ya que el fallo lo veo en no haberme extendido algo más en esa primera parte, con el fin de que ese "salto" no fuera tan brusco o por lo menos que la intención con la que lo escribí fuera entendida suficientemente.
    Verás, la idea era hacer una introducción histórica de cómo se había llegado a materializar esa fábrica de pasteles, presentando en primer lugar al patriarca de esta familia de artesanos, es decir al alfarero o al padre del actual dueño y continuar el argumento introduciendo al hijo o futuro dueño de la fábrica de pasteles, para de esta manera pasar directamente al presente en esa segunda parte, aunque dándole a los pasteles su propio protagonismo y naturalmente convertirlos en el narrador.
    Siendo crítica conmigo misma, pienso que el fallo está en no haber dejado claro que el narrador es un pastel y de ahí que quizás no lo haya transmitido correctamente al lector.

    Saludos y mis mejores deseos para estas fiestas y que en 2020 se cumplan tus metas.

    ResponderEliminar
  16. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  17. Hola Estrella, una divertida historia, aunque no para los pobres pasteles, pero al menos uno quedó a salvo y logró relatar la desordenada invasión de los escolares y el descuido de sus profesores.
    Ya los colegas te han comentado ciertos detalles, tú verás. Si haces cambios me gustaría enterarme para leerte en tu blog.
    Bien por el valiente caracol, que a riesgo de su vida logra castigar al niño travieso. Aunque fue demasiado eso de romperse los dientes, espero que sean los que por aquí llamamos "dientes de leche".
    Te deseo un alegre Fin de Año, y veremos que nos regala 2020, mejor para él que sea pródigo.

    ResponderEliminar
  18. Hola Estrella Amaranto, soy Vespasiano. Gracias por pasar por mi relato y dejar tus generosos comentarios.
    El tuyo me ha parecido entretenido e ingenioso cuando pones a explicarnos de la boca de un pastel (probablemente haya sido un Boca...dito de nata el narrador), la odisea que sufrieron los dulces de la pastelería en manos de aquellos energúmenos, imberbes todavía.
    Feliz Año Nuevo.

    ResponderEliminar