El Sicario - (R) - Juana Medina


Juana Medina

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***

Revisa una vez más su pasaje de turista a Tailandia, las fechas, los horarios, y elige uno de sus pasaportes falsos. Cree recordar que es de uno de sus muertos, de alguno de los que dejó dormido en algún café de aeropuerto porque el otro creyó reconocerlo o haber visto su foto en alguna parte. Unas gotitas en la bebida elegida lo adormecían; él le sacaba el pasaporte y huía. Cuando, después de llamarlo innumerables veces el personal del aeropuerto identificaba a su víctima, ésta ya estaba muerta y él volaba hacia algún lugar remoto.

Alguna vez tuvo que improvisar en pleno vuelo. Hay gente tan insistente… Siempre alguien necesita entrar en conversación. En ese sentido se siente superior. Desde el primer encargo que lo llenó de dinero pero lo obligó a vivir más en el aire que en la tierra, supo lo que era la soledad hasta de sí mismo. Aprendió a no nombrarse ni con el pensamiento.

Ahora, retirado del oficio, vive en un espléndido rancho al borde de la selva, siempre bajo otro nombre. Sabe que Interpol lo busca, y esta mañana al leer el diario con la minuciosidad acostumbrada encontró un recordatorio aparentemente ingenuo de familiares de uno de sus últimos muertos, como suele llamarlos, que le indica que nunca creyeron en el ataque cardíaco que lo mató en vuelo y que siguen buscando testigos. Es mejor ausentarse un tiempo.

Habla con la mujer que lo acompaña desde que compró el rancho. Es una indígena sumisa y crédula. Sabe que su hombre se dedica a los negocios importantes de los blancos, que a ella no le falta nada y que solo debe atender su casa como la atendió siempre, cocinarle lo que le gusta y estar disponible para el sexo. Él no le pega, no le levanta la voz, no la maltrata. Muchas veces ni siquiera la mira, pero ella vive tranquila. Asiente, aunque él ya le da la espalda.

Ningún auto, ninguna motocicleta, ninguna bicicleta lo sigue. Todavía está a salvo.

—¿No despacha equipaje, señor?

—No, voy por pocos días.

—Entiendo. Embarca por puerta veintidós. Buen viaje.

La empleada casi no lo mira, pero su “entiendo” queda resonando.

Compra una novela policial en el puesto de diarios y revistas, y va directamente al prembarque. Simula leer. Nadie le presta atención.

Ya en el avión, cede su asiento a una señora que protesta porque no le gustan las filas de cuatro pasajeros y quiere una ventanilla. Él por el contrario prefiere estar sobre el pasillo, y si el avión no va muy lleno, a su lado quedará algún espacio vacío.

Suspira. Por fin empieza a relajarse. Todo está en orden.

En el otro extremo de su fila se sienta un hombre de unos cuarenta años que parece no verlo. Ni bien las indicaciones de los cinturones de seguridad se apagan, el hombre reclina el asiento y se dispone a dormir. Él aparenta hacer lo propio, pero sabe que no puede descuidarse. Registra las caras de las azafatas y del comisario de abordo.

Se levanta al baño. ¿Habrá algún sospechoso? Se ríe de sí mismo, actúa como los que lo persiguen.

Un matrimonio de turistas jubilados, un ejecutivo metido en su ordenador, dos amigos o socios que beben sin parar. Todo tranquilo. Hizo bien en reservar el primer vuelo a un lugar tan lejano. Al parecer esta vez no tendrá que matar a nadie. Quizás hasta pueda tomarse vacaciones.

Cierra los ojos. Durante el viaje puede descansar. El alerta debe ponerlo sobre el aterrizaje.

Sin embargo, todo vuelve en el sueño. Dos crímenes por encargo y siete por temor a ser reconocido, infinitas millas de vuelo, viviendo en el aire hasta poder recalar en un rancho de lujo y soledad; y siempre las caras de los nueve asesinados atados como globos a la cola del avión que lo transporta. Siempre con él. Sólo en el rancho no los ve. ¿Habrá hecho bien en irse?

Las luces se encienden. Los cuerpos empiezan a moverse. Es hora. Bajar entre muchos, ni de los primeros ni de los últimos. Pasar desapercibido. Pero esta vez, los muertos no se van en cuanto abre los ojos.

Se los refriega. Se despereza. Vuelve a mirar. A su alrededor, la señora que pidió la ventanilla, el ejecutivo del ordenador, los jubilados, los bebedores y las azafatas lo miran fijo mientras su vecino de fila dice: —Buenos días, Félix —cerrando un par de heladas esposas en sus muñecas.

***

REGRESAR A LA RECOPILACIÓN.

25 comentarios:

  1. Buenas, Juana.

    Vaya, parece que el viaje del protagonista no tiene tan buen final como él se pensaba. Me ha gustado que los muertos no le abandonen, y le remuerdan la conciencia. Me alegro de que lo hayan capturado. Aunque no he entendido porqué tiene que volar otra vez, si ya está jubilado, ¿unas vacaciones?

    Nos leemos.
    Un saludo.

    IreneR

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  2. Hola Irene:
    Gracias por tu comentario. El "por que" está aal comienzo del relato. Cuando lee el diario, se da cuenta de que aín lo buscan, y comete el error de la ansiedad de la culpa, en vez de quedarse quieto, inconscientemente sale a toparse con sus perseguidores. ¿Lo empujarán sus muertos? Tal vez
    Un saludo

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  3. Hola Juana, vamos a por tu sicario.
    Sin duda, un relato magnífico. De los que llevo leído hasta ahora es el que más justifica el reto de un asesino. Las palabras propuestas tan bien encajadas que tuve que leer de nuevo para fijarme en donde las habías colocado.
    Me gusta mucho como has descrito TODO. Las circunstancias, los lugares, las personas, (incluida la indiana sumisa que no se pregunta nada), los pensamientos, los temores.
    El final merecido pese a todas las prevenciones que tomó el sicario.
    No veo ningún apunte con el que pueda ayudarte, por mi el relato es de diez y medio, Juana. ¡Enhorabuena compañera!

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  4. Hola Juana Medina, tu escrito me parece que tiene buen ritmo para la extensión del texto, los diálogos son acordes, el lenguaje, el tono, las descripciones y el personaje están bien presentados en tu redacción. La historia me deja un interrogante: ¿Por qué se dedicó ese hombre al sicariato? No tienes que responder, es una pregunta que me hago por mera curiosidad, nada que deba ser explicado en un texto para un taller literario. Ha sido muy entretenido leerte y viajar (a salvo) con ese asesino, quien finalmente es capturado al final de su largo viaje.

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  5. Tara, me da cierto pudor leer tan buen comentario. Te lo agradezco mucho. En realidad, yo pensaba que esta vez no había podido insinuar todo el subtexto en las 750. Sin dudas entre hoy y mañana llegaré al tuyo.
    Un abrazo.

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  6. Hola Leonardo,
    Gracias por la , y aunque uno desea que no los haya más en el futuro, no está muy claro que no vaya a suceder.visita y tus comentarios. ¿La verdad? Tampoco yo sé porqué éste o cualquier otro se dedica al sicariato, pero es una buena pregunta porque alrededor del mundo y en todas las épocas los hay y los ha habido, y no está asegurado que en el futuro no los vaya a haber.
    Ya estoy llegando a tu relato para devolver la amable visita.
    Un abrazo

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  7. Perdón Leonardo, algo salió mal en el texto. Leelo sin el intercalado en la primera línea. Te darás cuenta de qe eera para el final.

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  8. Hola, Juana.

    Me ha encantado tu texto y al igual que a Irene me gusta que a tu personaje le remuerda la conciencia, pero sospecho que los de la vida real pocas veces sufren por eso, más bien los persiguirá el miedo a ser detenidos... Excelente relato, gracias por compartirlo.

    Saludos,
    Hilda G.M.

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  9. Ante comentarios tan competentes, solo dejar huella de mi paso. (Mi madre siempre me decía: "No la hagas y no la temerás", y es que las madres siempre dan en el clavo). salu2

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  10. Gracias Amilcar, un buen refrán tiene eso: experiencia y sabiduría.
    Gracias por pasarte. Ya pasaré por tu relato
    Nos leemos

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  11. Hola Juana, como estas?
    Muy interesante tu relato, con un buen final. Me gustaría saber que fue lo que lo delató! Me parece que el texto esta muy bien escrito, fluido y entretenido. Un gran trabajo!!! Saludos y nos leemos!

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  12. Juana, coincido con todos en que es un relato muy agradable y bien llevado.
    Ahora, el pisotón que daña el baile:
    “Abordo” debe escribirse separado, a bordo, cuando se refiere a la condición de estar dentro de una nave.
    “El alerta debe ponerlo sobre el aterrizaje”: mejor “la alerta debe…” o “debe alertarse sobre el aterrizaje”.
    Saludos.

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  13. Hola Juana.
    Un relato muy bien construido y escrito hasta un final que le quita toda la verosimilitud. No me parece creible que si la policía ha reconocido a Felix, no lo detenga antes de embarcar. Y si lo hace, sobra la mitad del relato. Por otro lado, si vive en un rancho remoto leerá un periódico local. Si ahí reconoce un mensaje, tendría que suponer que ya lo han detectado. No parece muy lógico que se vaya a un aeropuerto internacional, que debe de ser uno de los sitios con más vigilados del país y, más, tratándose de un viaje a Tailandia, que deben de controlar a todo el mundo con lupa por el contrabando de heroína, la pederastia, el tráfico de piedras preciosas y todo lo que se te ocurra.
    No sé, lo mismo son cosas mías, que soy demasiado prosáica.
    Chica, pues sí que se paga bien el sicariato: dos muertos por encargo y se ha podido comprar un rancho y jubilarse. Para que luego hablen de empleos basura.
    Que conste que el relato me ha parecido muy bueno: es interesante y está muy bien escrito. Simplemente, no me ha convencido el final.
    Saludos,
    M.L.Plaza

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  14. Carlos, gracias por tus aportes. El "abordo" es un espacio que no salió, en cambio "El alerta" es un error que tengo desde siempre. Gracias por señalarlo. Trataré de grabar lo bueno y olvidar lo malo.
    Un saludo

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  15. María Luisa, te agradezco tu lectura. No estoy de acuerdo con tu concepción de las actitudes del protagonista y sus seguidores, pero quizás tengas más experiencia que yo en el tema. Por otra parte, ponerme a detallar mis "por qué" sería absurdo y llevaría más que el cuento.
    Gusta o no gusta y ya...

    Gracias por leerme.

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  16. Hola, Juana, buenas noches.

    He estado toda la lectura pensando que "algo iba a pasar", incluso he temido por la integridad física de alguno de los compañeros de viaje de Félix. ¿Quien será su próxima víctima?, ¿La pareja de jubilados?,¿la señora que protesta?...Finalmente es el propio protagonista quien es víctima de su propia paranoia.

    Me ha gustado mucho.

    Suerte, nos leemos.

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  17. Hola Juana Medina.

    He disfrutado de tu relato de cabo a rabo. Me ha parecido muy verosímil que no realista, y por eso para mí lo convierte en un gran relato. Me ha parecido muy acertado que se vea perseguido por sus fantasmas, le humaniza. Y la obsesión por su seguridad rayando lo enfermizo, también aporta credibilidad.

    La caracterización de su mujer muy lograda.

    Me ha gustado mucho.

    Apuntador Mudo.

    Saludos, nos leemos.

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  18. Hola Juana Medina.Que añadir a los comentarios de los compañeros,solo decirte que me alegra leerte de nuevo y espero volver hacerlo pronto,un saludo

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  19. Hola, Juana.
    Disfruté tu relato. Me surgieron muchas preguntas, pero las entierro, pues algunas caracterizaciones están soberbias, como por ejemplo la mujer sumisa que lo acompaña, la cara de los nueve asesinados atados. Me quedo con eso. Muy bien.
    Felicitaciones.

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  20. Osvaldo Vela

    Hola Juana que bonito es encontrarnos de nuevo en un taller. Me gusto tu redacción sobria. Los espacios en su contar la hacen llevadera. El lector no pierde tiempo en párrafos largos que se ven amontonados: de verdad que te felicito.

    la historia muy bien contada.

    espero que sigamos viéndonos en este espacio. Un fuerte abrazo y saludos.

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  21. Hola Juana:
    Un auténtico relato de misterio muy bien llevado. Hay dos cosas que me han dejado un tanto pensativo por no descifrar su alcance: El mosqueo de la azafata con el “entiendo” y por qué no se van los muertos cuando despierta y la señora, los jubilados, los bebedores… le miran.
    Perdona que no me extienda, pero estoy sin tiempo.
    Un saludo.


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  22. Hola Juana

    Hay una diferencia entre quienes nos peleamos con las palabras por expresar lo que nos bulle en la cabeza y a quien les fluye de forma natural , o al menos asi parece. Tú eres de estos últimos por lo que no me sorprende que tu escrito, como casi todos los tuyos, haya transitado de forma fluida de inicio a fin , y no resulte forzado en nada, ni la inclusión de las palabras ni el cumplimiento del reto. Por poner un pero, que no lo es , el final me baja un poco. Obvio que nadie espera que el asesino salga bien de esta, pero como hiciste tanto hincapié en los muertos que no se van no se porqué esperé que estos tuvieran un papel activo en la trama.De hecho cuando al final vuelves a nombrar a todo el pasaje me dije ¡ahí están , los muertos que vienen para llevarse a los infiernos a su asesino! Se me disparó la cabeza...

    Nos leemos , pero no me busques en esta que no llegué.

    Un abrazo

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  23. Saludos, Juana

    Muy entretenido tu relato, sobre todo porque es el asesino el protagonista y al final sus demonios le hacen pecar de temor o confianza para terminar atrapado. No tengo nada que adicionar a las mejoras que ya te han indicado los compañeros. Solo agradecerte que te unieras a esta comunidad para continuar con lo que tanto nos gusta, leer y compartir relatos.

    ¡Nos leemos!

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  24. Hola Patricia, Isan, K.Marce, hacía días que no pasaba por aquí y ahora no sé si pasaránustedes, pero no quiero dejar de responder, agradecer y demáss. Patricia, diste en el clavo, tu cabeza se disparó para el mismo lado que la mía cuando lo escribí. A pesar de la distancia las sensibilidades o telepatías o lo que fuere andan bien.
    Isan: Creo que con la respuesta a Patricia ya te estoy contestando algo. El "entiendo" me surgió como una palabra muy común de amabilidad de quien despacha valijas y responde con el automático, pero es lo suficientemente sugestiva como para que alguien que se siente perseguido tanto como el lector mismo piensen al final ¿También ella estaba ligada al plan de la Interpol? Me gustó la posibilidad de sugerir varias cosas a la vez con una sola palabra.
    K.Marcé: Somos nosotros los agradecidos al trabajo que se toman ustedes con Carla e Irene para que todos tengamos un lugar donde seguir escribiendo y seguir leyéndonos. Allá vamos con la próxima!

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